ZARAGOZA | El Real Zaragoza le venció al Tenerife en el Heliodoro Rodríguez López, en su primera prueba a domicilio. Marcó Jair y ganó el Zaragoza, que mantiene su pleno de victorias y un rostro cada vez más competitivo. Los detalles jugaron de nuevo a su favor, en un partido que fue muchos en uno solo. Arrinconado en algunos tramos, supo defenderse, blindar su área y el marcador. Cristian Álvarez volvió a ser decisivo en el momento de la verdad y el grupo probó que tiene muchas pieles en los encuentros. Escribá cambió el plan durante la segunda mitad y la estrategia aupó a Jair, que remató dos veces para cantar el único gol del partido.
Cristian Álvarez (8´5): Sobrio, seguro e imbatido. Los registros defensivos no se entienden sin un ángel que viste de portero. Fiable todos los días, convierte lo excepcional en una rutina. El fútbol le susurra el lugar al que irán los disparos de todos los rivales y detiene también los rechaces que se envenenan.
Fran Gámez (5): No estuvo especialmente lúcido en ataque, pero siempre se rehace en busca de una jugada mejor. En la segunda parte, sufrió muchísimo ante Mo Dauda, que le ganó el pulso y los duelos.
Alejandro Francés (8´5): Su ejercicio defensivo fue brillante, impecable. Veloz al cruce, valiente en las disputas más complejas. Anticipa y corrige en la carrera, ganador en el cara a cara. Si alguna vez se fue, el mejor Francés ya ha vuelto.
Jair Amador (8´5): Volvió a ser una referencia en la defensa del grupo, un líder ejemplar. En la segunda mitad, marcó el gol del triunfo tras un centro de Bermejo. Gigante en las áreas.
Carlos Nieto (6): Aplicado en defensa, guardó su banda y eligió bien todos sus progresos. Su lado nunca pareció el más débil y mantiene un tono convincente, muy similar al que ofreció en el curso pasado. Forzó la expulsión de Ángel Rodríguez.
Marc Aguado (6´5): Pieza estratégica, es la prolongación de Fran Escribá sobre el césped, el mejor testigo de todas sus órdenes. Ante un Tenerife dominador, le costó formular la jugada, pero se adaptó al rol de recuperador.
Francho Serrano (7): Fondista, batallador. Su partido no fue el mejor de todos los que ha jugado, pero mostró su compromiso de siempre, un trabajo intachable.
Toni Moya (6): Probó fortuna desde lejos, pero perdió pie en el partido, en el punto exacto en el que el Tenerife se hizo con el balón. Fue sustituido en el descanso.
Maikel Mesa (6): No se acercó al gol como en La Romareda. Pese a todo, mostró su fútbol preciso y elegante. Una prueba de la profundidad de la plantilla, es que el Zaragoza supo vencer sin él.
Iván Azón (6): Buscó la profundidad y mejoró el juego en las batallas y en las caídas. No disfrutó de grandes ocasiones en el área, quizá porque sigue pensando más en el equipo que en sí mismo.
Sinan Bakis (5): Más lejos que nunca del gol, volvió a ser generoso en el esfuerzo y a estar comprometido en la presión. Su cara al ser sustituido muestra su preocupación por no marcar..
Cambios del Real Zaragoza:
Sergio Bermejo (8): El partido estaba en el peor tramo posible y él apareció para cambiarle el rostro. Estuvo valiente en la conducción, acertado en el regate y preciso en la falta que lo decidió todo.
Germán Valera (7): Su partido es un perfecto reflejo de las virtudes del grupo. Con fama de resolver las jugadas por sí mismo, está perfectamente implicado en el engranaje defensivo. Rápido en el regate, ganó disputas y fue el saco de todos los golpes.
Víctor Mollejo (6): Cuando el partido se complica, da soluciones en ataque y en defensa. Integrado en la presión, se ofrece en el pase y en todas las batallas.
Jaume Grau (6): Sin ser la mejor de sus cualidades, le puso al partido músculo y el punto de dureza que su equipo precisaba. Necesario.
Sergi Enrich (SC): Se ha convertido en un jugador de equipo, en una solución útil para el tramo final de los partidos.
Entrenador del Real Zaragoza:
Fran Escribá (7): Ganó un partido de entrenador. Hábil en la estrategia, supo cambiar el plan del encuentro en el descanso. Entendió que el duelo estaba para un detalle y trabajó el partido en la pizarra. Acertado en los micrófonos, su discurso se traslada al césped con naturalidad. Su equipo supo sufrir y defenderse, en un sistema de ayudas bien trabajado. Y venció en el punto exacto en el que se deciden los partidos. El Zaragoza encontró un tesoro en los detalles y en las áreas.