El partido tuvo dos protagonistas absolutos, sendas defensas. Tres si queremos hilar más fino y añadimos el factor “miedo” en dos escuadras que mostraron su lado más reservón.
Tyronne y su calidad, claves en el partido de vuelta| Foto: Cordón PressLa igualdad de la que venía hablando durante la semana quedó patente sobre el tapete de El Alcoraz. Tanto Huesca como Nástic salieron expectantes en los primeros compases sin querer arriesgar lo más mínimo el devenir de una eliminatoria que se decidirá en tierras catalanas.
Las ocasiones claras de gol en ambas porterías brillaron por su ausencia. Dani Jiménez y Reina fueron meros espectadores de una batalla que se libró en su mayor parte en las inmediaciones del círculo central. Allí mandaron Íñigo Ros y Manolo, por lo menos en la parcela de destrucción de juego. En la creación quien más lo intento fue un talentoso David Rocha.
La posesión de la pelota fue un continúo vaivén. La primera parte tuvo tintes azulgranas cosa que cambió de forma radical en el segundo acto, sobre todo en su tramo final.
José Gaspar, en los primeros 45 minutos, y Lago JR. para el conjunto tarraconense, pusieron el picante por la banda a un partido atascado y con más piernas atenazas que ideas claras de fútbol en las botas. La tela defensiva tejida por los estrategas Tevenet y Moreno fue demasiado para unas líneas atacantes que lo intentaron con más corazón que acierto.
Quienes peor lo pasaron fueron los dos nueves del encuentro. Tanto Mainz como Marcos poco pudieron hacer ante un entramado defensivo que rozó la perfección en ambas áreas.
Los balones parados, córners y desplazamientos en largo tampoco sirvieron para decantar momentáneamente una balanza que sigue admitiendo peso en ambos cuencos en el partido de vuelta.
Los veteranos tienen que tirar del carro
Queda una semana para comenzar a creer en el ascenso. Los Camacho, Rojas, Scardina, Ros o Fran Mérida deberán ser el timón de un Huesca que necesita reencontrarse con una identidad que se perdió camino a Alcorcón en aquel empate frente al Trival Valderas.
Lo que queda patente es que la eliminatoria se decidirá por pequeños detalles, quizá tan solo uno. Hoy sobre el terreno de juego no hemos visto apenas ningún destello y no será porque el Huesca ande escaso de magia. Tyronne, con su chistera, se antoja un pilar fundamental en una eliminatoria que puede decidirse por un as en la manga que gane de forma irremediable la partida.
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