Dani Lasure se marcha del Real Zaragoza, quizá porque hace tiempo que el Zaragoza le dejó a él. El club anunció ayer la rescisión de su contrato, que le unía al club de su vida hasta junio. Ahora, buscará un lugar en un equipo de Segunda, aunque previsiblemente tendrá más opciones en Primera RFEF. En el comunicado que da forma a esta noticia, el club le agradecía al jugador su zaragocismo y el ejercicio íntegro de su compromiso y sus valores.
Los mensajes de despedida, siempre poco originales, no suelen hacer justicia a las buenas historias. Y en la de Dani Lasure hay ejemplaridad, superación y un amor incondicional a su equipo de siempre. 63 partidos más tarde, Lasure pone fin a un relato con dos etapas en la élite y toda una vida como zaragocista. En su marcha, el lateral volverá a mostrar un detalle que siempre le distinguió: su sentido de club.
Además de un jugador comprometido, Dani Lasure siempre pareció un chico ejemplar. César Láinez lo describió mejor que nadie a través de una anécdota. En la temporada 2017/2018 Lasure acababa de llegar al primer equipo, entrenado entonces por Natxo González. Natxo se acercó al técnico del filial y le dijo que le encantaban las cualidades del canterano, que se planteaba darle un lugar en el once. Ese sitio lo cubría entonces Ángel Martínez, una de las apuestas más personales del técnico vitoriano.
En un punto de la conversación, Natxo González llegó a verbalizar una duda asombrosa: “Me parece tan buena persona que no sé si puede jugar al fútbol al máximo nivel”. La respuesta de Láinez fue memorable: “Yo querría que fuera el novio de mi hija, pero como jugador también es buenísimo. Solo necesita a alguien que le dé una oportunidad”.
Natxo González escuchó a Láinez y Lasure se convirtió en una pieza clave de aquel equipo. De hecho, jugó mejor que nunca en Zaragoza. Un verano más tarde, rechazó una suculenta oferta del Eibar para seguir en el Real Zaragoza. Nunca volvió a tener tanta regularidad en La Romareda y salió cedido a Tenerife y Leganés, donde ofreció buenos momentos, pero nunca terminó de consolidarse. En Madrid, recibió una de esas noticias que cambian todas las perspectivas. Se le diagnosticó un tumor testicular y el canterano regresó a Zaragoza para superarlo.
Lo hizo un curso más tarde y dejó ante el Lugo una de las imágenes más especiales del curso. Feliz, sobrepasado por la emoción y los sentimientos, Lasure volvió a sentirse jugador. Debutó dos veces y su segunda oportunidad fue, en el fondo, su estreno más feliz.
El Real Zaragoza y Dani Lasure han puesto fin a su relato. Nunca fue un cuento de hadas, pero sí una de esas historias dignas de ser contadas. El canterano representa el trabajo sostenido, la sonrisa permanente, el valor esencial de los modestos. Lasure se va de La Romareda sin remedio, pero confiesa que nunca dejará de ser del Real Zaragoza. El chico bueno de la cantera será, también desde la distancia y ya para siempre, un hombre de club.