Y es que, sin darnos apenas cuenta, ha pasado un año del histórico ascenso en Lugo que cambio la mentalidad de toda una provincia. La SD Huesca conquistaba el cielo lucense en la noche más bonita del fútbol oscense. Miles de azulgranas vibraron y disfrutaron con su equipo y vieron como se hacia realidad el sueño de toda una generación. La Plaza Navarra se convirtió en el epicentro de la fiesta, para un día después recibir a los protagonistas con una ciudad abarrotada y entregada para la causa.
Probablemente sea difícil explicar donde comenzó todo, pero aquel coqueteo en el playoff de ascenso de la temporada 2016/17 y lo que vino después cambió la historia por completo. La SD Huesca, más acostumbrada a pelear en la Tercera o Segunda ‘B’, se había convertido de un plumazo en equipo asentado, serio, trabajado y con las ideas bien definidas. Aquel loco inconsciente que una vez en el balcón del casino prometió que el equipo oscense jugaría más pronto que tarde en la Primera División, encontró en Rubi y su equipo el instrumento preparado y ambicioso perfecto. Llegó, no disimuló y soltó aquello de “venimos a mejorar la temporada pasada”. En ese momento la pregunta sobrevoló aquella pequeña pero coqueta sala de prensa. ¿Mejorar? eso que significa; ¿Ascender?
Lugo se tildó de azulgrana
Y apenas unos meses después sucedió lo que durante mucho tiempo el equipo se ganó a base de mucho trabajo, dosis de fútbol colosal y la irrupción de futbolistas que empezaban a aporrear las puertas del fútbol de élite sin complejo ninguno. El magistral gol de Gallar y el tacón de Pulido vislumbraron lo que se iba a convertir en una noche dulcemente larga. A miles de kilómetros Huesca se preparaba para la irrupción de un sentimiento de cotas insospechadas. Nunca antes un evento había congregado tanta unanimidad en la ciudad y la provincia. La SD Huesca había lanzado su dardo y el impacto fue de dimensiones inimaginables. El día siguiente permanecerá en la retina de todo aquel que entendió que ese hito trascendía mucho más de lo deportivo. El mapa situó Huesca y la ciudad se quedó pequeña para acoger tanto sentimiento desbordado.
Locura con la Primera División
A partir de ese 21/05/2018 muchas cosas cambiaron. El primero que lo sufrió fue el modesto Alcoraz. La enorme petición de solicitudes para hacerse socio y las exigencias de una de las mejores ligas europeas, obligaron a realizar un trabajo a contrarreloj. Costó, pero en un tarde de septiembre Huesca daba la bienvenida por primera vez en su historia a la Primera División. Desde el dulce bautismo en Ipurua, muchas han sido las vivencias a lo largo de un año de sufrimiento pero disfrute sin igual.
Esa primera vez, esa primera victoria, siempre será especial. A partir de entonces Huesca empezó a ganarse un sitio en el corazón de muchos aficionados. Las visitas a San Mamés, Camp Nou, Metropolitano, Sanchéz Pijjuán, Mestalla o el mismísimo Bernabéu, quedarán en la memoria de muchos aficionados azulgranas. Los goles de ‘Chimy’, las paradas de Santamaría, los bemoles de Pulido, las filigranas de Ferreiro, la bonita noche de Reyes, el ‘Si se puede’ y como no, el ‘Volveremos’, han fortalecido el sentimiento y la identidad.
Volveremos
Y es que si algo ha impregnado las últimas horas de la SD Huesca en la Primera División, es la gratitud. La manera de dignificar un descenso y las muestras de reconocimiento a muchos de los jugadores y cuerpo técnico, han demostrado que la afición azulgrana está hecha de una pasta que no abunda en el fútbol mundial. Aquellas lagrimas de la fatídica derrota ante el Valencia CF y esos 10 minutos de ensueño que devolvían al club de nuevo a la Segunda División, quedarán para el recuerdo.
La afición azulgrana elevó el grito de la comprensión, de la lealtad, del agradecimiento y sobre todo, enseñó al planeta fútbol que en este precioso deporte, donde lo más normal es perder más que ganar, el reconocimiento no está reñido con la derrota. Se puede caer, de hecho en la vida como en el deporte es lo más habitual, pero los reproches no caben si ello se hace con dignidad. Si algo dejó claro aquella noche es que la SD Huesca volverá. Y lo hará más pronto que tarde, porque en la vida como decía Kipling: “Piensa en grande y tus hechos crecerán. Piensa en pequeño y quedarás atrás. Piensa que puedes y podrás. Todo está en el estado mental. La batalla de la vida no siempre gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana, es aquel que cree poder hacerlo”.