ZARAGOZA | El Real Zaragoza ha completado un balance ideal en las tres primeras citas de la temporada. El 7 de 9 tiene mérito por sí mismo, pero hay una serie de desventajas que permiten que la meta volante tenga todavía más licencias. El Zaragoza ha iniciado el curso a domicilio, en una anomalía que explican las obras de una Romareda que nunca volverá a ser la misma. Ha jugado en tres escenarios complejos: el Nuevo Mirandilla, Cartagonova y Anduva. Y lo ha logrado con mil ojos puestos en el mercado, con una plantilla en plena formación, pendiente de algunas bajas que siempre serán sensibles. Como el fútbol se escribe con vasos comunicantes, algunos han podido encontrar ciertos paralelismos entre el comienzo de liga y un resumen del mercado.
Las impresiones de Anduva no fueron las mejores. Durante la primera mitad se vio a un equipo inconexo, que repartió mal los espacios y llegó tarde a las segundas jugadas. El panorama mejoró en el último tramo, con la entrada de Toni Moya y los intentos de Iván Azón, que estampó un remate plástico en el palo. Pero quedó la impresión de que al Zaragoza le faltó un punto de ambición para alcanzar el triunfo. Algunos ven señales preocupantes en el curso del equipo, que jugó mejor los dos primeros partidos que el último. Miran las lesiones como un mal endémico y están pendientes de ausencias sensibles para el estreno en La Romareda. Los más optimistas consideran que no hay declives en la línea del equipo y recurren a un tópico que no deja de ser cierto: “Todos hubiéramos firmado un 7 de 9 antes de comenzar la temporada”.
Las sensaciones se pueden trasladar a un final de mercado en el que no hubo tiempo para cerrar a Lekovic. El central serbio fue una de las piezas más codiciadas para la zaga, pero el Estrella Roja tardó en autorizar su salida. El Levante había apalabrado la opción de Jair Amador, pero no pudo inscribir su fichaje en La Liga. El efecto dominó afectó al Zaragoza, que activó la operación Lekovic demasiado tarde. Javi Gimeno, corresponsal de Palmadas al Viento en la Sede de la Liga, anunció antes que nadie que la inscripción no había llegado a tiempo. La información fue corroborada por la comisión oficial de la institución y el Zaragoza no pudo redondear una jornada en la que antes habían llegado Alberto Marí y Adu Ares. En el camino, Víctor Fernández rechazó una opción siempre pretendida por Juan Carlos Cordero, Tiago Bebé, que ya ha elegido el Racing de Ferrol. Quedó la impresión de que el Zaragoza había asumido riesgos durante toda la ventana, pero que le faltó un punto de agilidad y otro de atrevimiento en las últimas horas: quizá esperó algunos movimientos sobre la bocina que nunca llegaron. En una lectura que también pudo trasladarse al partido en Miranda.
El caso de Lekovic emborronó un buen trabajo de la dirección deportiva, que ha apostado por la juventud y el talento en ciernes. El consenso y la armonía en la estructura técnica presidieron los meses de verano y Cordero siguió siempre las pistas de Víctor Fernández. El viernes quedó una impresión fría, en contra de aquellos textos que dejan su mejor frase para el cierre. Algo similar pudo pasar en Anduva, donde el Zaragoza pareció peor equipo que en Cádiz y Cartagena. El mercado invernal ofrecerá un segundo episodio del relato en los despachos. En el fútbol, el Zaragoza espera escribir su propia historia el domingo en La Romareda.