Otra vez, y cuando peor estaban las cosas, los cambios introducidos por Anquela y el rendimiento de estos propiciaron la remontada que deja todo por decidir para el partido del próximo sábado.
Al igual que ocurrió en Valencia, los cambios no solo dieron otro brío al equipo, sino que fueron decisivos para empatar un encuentro que se había puesto muy cuesta arriba. Y es que, si ante el Levante fue David López quien, con su entrada, activó el juego del equipo y además lo acompañó de 2 asistencias de gol, en el partido de ayer tanto él como Vinícius y Camacho resultaron decisivos para cambiar el desenlace de un partido que se había puesto muy de cara para el equipo azulón.
El primer cambio que introdujo Anquela fue el del riojano, quien, como ya sucedió en Valencia, entró por Akapo para dotar al equipo de más calidad asociativa en el medio campo y, a juzgar por los hechos, el míster jienense lo consiguió. A pesar de que se fuera al costado izquierdo, donde precisamente dio lugar a la perfecta asistencia de gol a Camacho cuando el partido moría, el jugador azulgrana entendió perfectamente el rol que el partido pedía, dotando al equipo de mucha claridad partiendo desde esa posición.
Una posición esta, la de interior, en la cual el riojano está encontrándose con su mejor fútbol, acompañado un día más de un golpeo a balón parado preciso que, por momentos, creó mucho peligro en la meta defendida por Guaita. Una grata sorpresa el rendimiento de David en el momento más importante de la temporada; está dotando de muchas y muy buenas variantes al juego del equipo oscense.
‘Vinigol’
La segunda sustitución que introdujo Anquela fue la de Vinícius, quien nada más entrar al terreno de juego y en la primera pelota que tocó, subió al marcador el primer tanto azulgrana que a la postre sería determinante para conectar a un equipo y a una afición que minutos antes habían recibido un jarro de agua fría. Sus minutos, a diferencia de partidos anteriores, dejaron muchos detalles y todos positivos. Se movió muy bien entre líneas y supo entablar ese nexo de unión entre la medular y su demarcación, no pareciendo frustrante su trabajo como minutos antes le estaba sucediendo a Borja Lázaro. Además, fue capaz de guardar y distribuir varias pelotas con criterio que le dieron al equipo la posibilidad de aprovechar esas segundas jugadas donde el equipo penaliza y mucho al rival.
Siempre Camacho
Y por último entró el eterno capitán Juanjo Camacho, que si bien es cierto ha tenido una temporada marcada por las lesiones y por su falta de continuidad, cuando se le necesita siempre está ahí. Inteligente y astuto, supo dotar al equipo de esa garra y esa entrega que le permiten al resto de sus compañeros la capacidad de tener una pelota más; balones, por cierto, que solo él sabe ganar con astucia a pesar de no ser el más alto, ni siquiera el más poderoso físicamente.
Al igual que David López, supo leer el partido desde el primer minuto que apareció sobre el verde de El Alcoraz, y no solo eso: cuando el partido moría y, en una gran asistencia de David López, ahí estaba él para, con el corazón y recordando a Armando Borraz, llevar el delirio a unas gradas que al ritmo del eterno capitán se permiten creer en cualquier cosa. Sus buenos minutos dejaron la sensacion de que puede ser una buena alternativa para el partido del próximo sábado en Getafe.
En definitiva, el banquillo funcionó. Lo hizo en el momento más importante de la temporada, dotando al técnico azulgrana de muchas y buenas variantes que, lejos de estancar la buena primera parte azulgrana, dieron un brío diferente al equipo cuando más tocado se encontraba y, no solo eso: fueron decisivas cada una de ellas para remontar un partido que permite a toda una afición seguir soñando.