En apenas cuatro meses la Primera División le ha dado a la SD Huesca una severa lección. Un rapapolvo que ha dejado noqueado a un equipo prácticamente hundido en el mes de diciembre. La mala planificación deportiva primero, el capitán argentino del barco después y la mala fortuna –en algunos casos puntuales-, han bombardeado a un navío que agoniza en la orilla de la máxima categoría del fútbol español.
Una línea defensiva que hace aguas y que ha recibido 34 goles en contra en 17 partidos ligueros disputados hasta la fecha. Una media de 2 goles encajados por partido. Casi nada. Si a todo ello le sumas que no se ha dejado la portería a cero en ningún partido, se antoja prácticamente imposible llegar a buen puerto y lograr el objetivo.
Es cierto que el pasado sirve de poco, aunque el nuestro sea de luz y color. Pero en los momentos más complicados del año, resulta imposible no recordar aquel bloque que formó el bueno de Rubi y nos invade un sentimiento de añoranza. Una defensa apuntalada con cuatro muros: Akapo, Pulido, Jair y Brezancic conquistaron la Segunda División y se aliaron con El Alcoraz para hacer de él un fortín indestructible. Una zaga que encajó 40 goles en 42 partidos y que acabó como el tercer conjunto menos goleado de la liga.
Si de un colegio se tratase, en las notas repartidas antes de Navidad, figurarían pocos aprobados. Los nuevos alumnos que mejor se han adaptado al grupo son Miramón y Etxeita. El lateral es el hombre más destacado y no se ha perdido ninguna cita. 17 partidos a sus espaldas, todos ellos como titular. Un pulmón que trabaja como pocos y se deja la piel por sus compañeros. Un luchador totalmente entregado al que no se le puede pedir más.
A pesar de no haber empezado el curso de la mejor manera, Etxeita se ha ido ganando un puesto como capitán y ha logrado llevar el rumbo del barco dañado. 13 partidos jugados, 12 como titular, en los que ha anotado 2 goles que le sirven para ser el segundo máximo anotador del equipo. Los problemas que se le aparecen en ocasiones, los suple con veteranía y experiencia, algo que le ha hecho cuajar muy buenos partidos con la elástica azulgrana.
Sin duda, Semedo ha sido la nota negativa en lo que llevamos de campaña. Un jugador que prometía en un principio, que cuajó buenos minutos cuando empezó a tener protagonismo en el equipo, pero que se fue apagando con errores groseros como el de Mendizorroza, hasta salir del once. Francisco y la afición se hartaron de él. Un futbolista que tiene pie y medio fuera del club, una apuesta errada que volverá a su club de origen.
En caso aparte se encuentran Insua y Luisinho. El central gallego no se supo ganar un puesto en los primeros compases de la temporada y se espera algo más de él. Cuando entró en su primera titularidad, sufrió una lesión en el minuto 25 frente al Alavés. Dubitativo y ausente en ocasiones, ha ido de menos a más y en Mestalla completó un buen partido.
Por su parte, Luisinho parecía un acierto tras haber disputado 6 partidos, pero el portugués se lesionaría de gravedad, dejando huérfano el lateral izquierdo y sacando los colores a la gestión deportiva.
Una gestión deportiva que intentará taponar los agujeros del barco en el mercado invernal. Los nuevos fichajes para la defensa resultarán clave a largo plazo y dictaminarán si existen remiendos para reparar el barco o si por el contrario ya ha entrado demasiada agua.