En Lorca, sin Sastre, con Gallar y un Huesca que formó en un ofensivo 4-4-2. Dinamita arriba pero pérdida de efectivos en el centro del campo y de fluidez en el mismo. Aguilera y Melero no posibilitaban la superioridad que pudiesen crear Jair o Pulido con el cuero desde atrás y Ferreiro fue el azulgrana que cambió la forma de atacar de un Huesca que materializó la remontada.