ZARAGOZA | La situación deportiva del Real Zaragoza empieza a ser acuciante y los cambios deben ser totales y muchos de ellos inminentes. Ya no solo para reconducir una temporada que de seguir así augura el peor de los finales, sino para empezar a construir una base sólida sobre la que empezar a crecer y poder optar a cotas acordes a las expectativas del club. Con muchos jugadores en el punto de mira y Miguel Ángel Ramírez en el alambre, los dirigentes de la entidad empiezan a mirar más arriba. Juan Carlos Cordero, reforzado hace escasas semanas, ahora parece que está más fuera que dentro.
Desde su llegada en enero de 2023, sus plantillas y sus decisiones han abocado al Real Zaragoza a estar seriamente amenazado por el descenso. No todos sus mercados de fichajes fueron malos, pero sí todos resultaron ser insuficientes. La prueba más clara, este último. Tres necesidades se erigían por encima del resto: un defensa central, un jugador de banda y un delantero tras la salida de Iván Azón. Finalmente, vinieron tres fichajes, pero solo se cumplió con el ‘9’. Los otros dos fueron en la posición más poblada de la plantilla: el mediocampo.
Si bien no acertó en dos años en la confección de la plantilla, tampoco acertó en sus dos apuestas con los entrenadores. Julio Velázquez no dejó buenos números y tampoco buenas sensaciones en su paso por La Romareda. En 112 días en el cargo, Velázquez no solo no fue capaz de cortar la hemorragia sino que dejó al equipo peor de lo que lo cogió. 1,07 puntos por encuentro y solo algo más de un 21% de victoria consiguió el técnico salamantino, lo que le llevó al cese apenas 3 meses y medio después de su nombramiento.
Su siguiente apuesta y la más personal fue Miguel Ángel Ramírez y el contexto fue parecido al de Velázquez, aunque con la pecularidad de que suceder al técnico más glorioso del Real Zaragoza nunca es tarea fácil. El canario encontró a un equipo en clara decadencia y tampoco fue capaz de frenar la caída libre en la que se hallaba la plantilla. Una caída que se ha visto acentuada y que colocan a Ramírez como el tercer entrenador con menor porcentaje de puntos (0,50) por partido de la historia del club tras Andrés Lerín e Iván Martínez. Unos malos resultados que han llevado a la entidad a verse más cerca que nunca de la Primera Federación.
Cordero, en la cuerda floja
Por ello, su apuesta más personal se tuerce. Al canario no le acompañan ni los resultados ni tampoco la situación. Por ello, su final en el Real Zaragoza parece más que cercano. De producirse, el giro de volante apunta a ser total: de MAR a JIM. Se pasaría de una remodelación estructural con un entrenador moderno a la elección de técnico de siempre. Esto, a su vez, podría suponer también el fin de Juan Carlos Cordero en la entidad. Si hace un mes se decía desde el club que “el Real Zaragoza había cambiado demasiado en esa parcela” y que “había buena sintonía” para afrontar una renovación, ahora el escenario es completamente distinto. El cartagenero está en la cuerda floja y todo indica a que el club apostará por un cambio de paradigma.
