En abril del pasado año un terremoto sacudió Nepal y borró el valle de Langtang. El alpinista Jordi Tosas, el corredor por montaña Kilian Jornet y el cámara Seb Montaz rodaron el documental ‘Lantang’ que se puede adquirir en la web summitsofmylife.com por 19,95 euros. Aplazaban así el proyecto liderado por Jornet para subir lo más rápido posible al Everest con el fin de recaudar fondos con los que construir 116 viviendas en uno de los rincones más bellos de la Tierra.
Ocurrió en Nepal. Fue un terremoto devastador. Acaparó las portadas de los grandes medios durante un par de semanas y consumió minutos de muchos informativos en radio y televisión. Y conforme se alejaron los días se olvidaron las casas destruidas, las vidas rotas en uno de los rincones más bellos y pobres del planeta. El Himalaya es una de las últimas fronteras por descubrir. Un edén protegido por gentes sencillas y hospitalarias. Quien ama la montaña sabe de ese terremoto de abril de 2015 y de su destrucción, que sus réplicas asolaron ese rincón del Globo. Que la destrucción sigue, que la ayuda es necesaria. Y por eso es conveniente recordar que hay iniciativas que no solo quieren que no caiga en el olvido lo que allí sucedió sino agitar las conciencias en lo que se llama primer mundo. Uno de estos activistas es Jordi Tosas que con Kilian Jornet y el cámara Seb Montaz rodaron el documental ‘Lantang’. Se puede adquirir en la página web summitsofmylife.com y su precio es de 19,95 euros. El dinero recaudado se destina a construir viviendas en uno de los rincones más bellos del mundo. El escalador y el mejor corredor de carreras por montaña del mundo unieron fuerzas. Orillaron el proyecto liderdo por Jornet de subir y bajar el Everest lo más rápido posible por “Langtang”.
Jordi Tosas (Blanes, 1968) vive cosido a la montaña. Al norte como sinónimo de vida. Es alpinismo en estado puro. Un referente mundial, que ha instalado su campo base en la localidad altoaragonesa de Bonansa. Es una de esas personas con una filosofía de vida alejada de la idea de un mundo globalizado, de una sociedad que busca siempre el reconocimiento y el éxito. Tiene logros al alcance de muy pocos. Ha subido por paredes tan casi imposibles como (muchas de ellas) desconocidas, busca sobre sus esquís líneas alejadas de cualquier manual. Descendió el Cho Oyu en una tabla de snowboard y participó en el ascenso al K-2 por la Magic Line que consiguió Jordi Corominas, El Jefe. Cuando habla de Lantang atornilla cada palabra a un sentimiento difícil de traducir a palabras. En Lantang murió y vivió. Sobrevivió a un accidente brutal, a un alud. Y un terremoto, años después, acabó con un valle, segó la vida de muchos amigos y retrasó un proyecto de vida.
“Langtang era antes del terremoto un paraíso. Está al norte de Kathmandú, a unas seis horas en autobús. Es un valle cogido entre dos grandes paredes del Himalaya. Queda metido entre un cordal de sietemiles y ocho miles y otro de cincomiles y seismiles. Su orientación es este/oeste, muy difícil de encontrar en Himalaya. Empiezas por una zona de jungla tropical y en tres días estás a casi 4.000 metros. Viajas por todos los escalones de vegetación y fauna”, explica Tosas. Langtang es un valle sagrado. Significa el camino del Yak. “A nivel cultural es un paraíso. Allí se mezclan todo tipo de religiones y culturas. El terremoto fue la devastación pura y dura. No quedó una sola casa en pie en todo el valle. Murieron más de 2.000 personas. El terremoto movió incluso el Lantang Lirung (7.240 metros de altitud), provocó un alud monstruoso que enterró Langtang Village, el pueblo más grande del valle, y su onda expansiva borró seis pueblos más. Se pasó del paraíso al infierno en horas”.
El proyecto de Summit of my life es construir 116 casas en Langtang, pero ese número no es un fin en sí mismo. Se quieren levantar todas las que se puedan. Y Tosas no está solo en esta iniciativa que está obteniendo una gran respuesta del mundo de la montaña. Con la ONG Pintando Cimas, también reconstruye escuelas. En el estreno de la película ‘Langtang’, en Barcelona, hubo más de 1.200 espectadores y en ese mismo momento se vendieron por internet más de 4.000 copias. Se puede colaborar donando dinero sin comprar el documental y desde la web soshimalaya de la Fundación Iñaki Ochoa de Olza, también se puede ayudar.
Con voz firme recuerda el antes y después de un valle único donde la fuerza de la naturaleza arrasó vidas y haciendas. Con el mismo aplomo subraya el camino de la esperanza. Porque allí, hace 10 años, Tosas encontró el edén del esquí de montaña y mastica la idea de crear una zona para potenciar este deporte. “Dos meses antes del terremoto estuve esquiando allí y coincidí con un grupo de atletas de North Face que grabaron un vídeo. Lo que queremos hacer en el pueblo de Kyanging Gompa es potenciar este deporte, mantener abiertos unos Lodge…”. El esquí de montaña en el Himalaya “no es por la calidad de la nieve, pero sí que esquiar tiene mucha magia. Compartes la vida con la gente de allí. Vives su vida. Para mí, el invierno en el Himalaya es alucinante”, explica.
Tosas espera volver al Himalaya este invierno. En caso de que no sea posible lo hará en verano, en agosto, y después de estar en Langtang acudirá al Everest con Kilian Jornet para integrarse en el proyecto del de Sabadell por ascender lo más rápido posible el techo de la Tierra.
Marcado por el respeto
Jordi Tosas nació en Blanes, a orillas del mar Mediterráneo. Aprendió a nadar antes que a andar. Pero sobre todo quedó prendado de una cosa: el respeto. El respeto al medio. Por encima del miedo. Y la derivada es igual en la montaña. “¿El miedo? El miedo es tu compañero, siempre. Quien te diga que no lo tiene: o es un inconsciente que no sabe qué está haciendo o miente. El miedo es el aviso de tu cerebro ante la incertidumbre. El que te advierte que mires las cosas un par de veces antes de hacerlas”, recalca.
En la vida de Jordi Tosas hay un antes y un después que le marcó. Ocurrió en Langtang. Llevaba un mes en el Himalaya con Jordi Corominas y tras intentar hacer la sur del Shisha Pangma para bajarla sobre una tabla de snow decidieron abrir una nueva vía en una montaña de casi 7.000 metros que aún hoy permanece virgen. Un alud de piedras lo cogió de lleno y Jordi Corominas, El Jefe, le salvó la vida. “Él me devolvió al pueblo de Lantang. Aquello me marcó mucho. Estuve muchos años sin volver al Langtang hasta que un cambio en mi vida que me hizo volver. Luego he ido unas 10 veces. Son mi familia, muchos de ellos sobrevivieron al terremoto, pero otros no”.
A sus dos hijos –Nil y Jan de 12 y 9 años- les ha inoculado la pasión por la montaña. Con el de 12 bajó recientemente con esquís la norte de la Tuqueta Blanca, en el valle de Benasque. No quiere ir con prisas. Pisar el Himalaya con ellos será una evolución lógica por quien considera “que la vida tiene un ritmo y hay que seguir ese ritmo. Las cosas no se pueden forzar. Llegará el momento de llegar al Himalaya y disfrutarlo”.
Cuando sacaron el documental lo compré, al igual que los anteriores de Kilian. Radicalmente distinto a lo que hasta la fecha han sacado desde Summits of my Life e incluso a lo que tenían planeado en origen, sirve para hacerte una idea bastante exacta de lo devastador del terremoto. Y lo fue. Destrucción pura y dura entre la que asoma el trabajo y la ayuda desinteresada de Kilian, Jordi y otros más.
Espero que con la colaboración de todos los que hemos adquirido Langtang se puedan levantar esas 116 casas en el valle. Los que hemos pisado ese país sabemos que son gente que se lo merecen.
Gran artículo!!