Tristes, decaídos, desanimados. Conscientes de una nueva oportunidad perdida para reengancharnos. Esa es la sensación con la que se que fueron los aficionados oscenses desplazados el pasado domingo a Vitoria, cuando vieron que una vez más su equipo, la SD Huesca, había caído.
Esta vez fue desaprovechando la ventaja inicial, como ante el Getafe, lo que indica que aunque el equipo cada día es más competitivo, vuelve a reincidir en los errores del pasado con fallos de exceso de confianza y poca contundencia defensiva.
Alarmante es la situación de la entidad altoaragonesa. Jugadores llamados en el mercado veraniego a dar un salto de nivel tanto a nivel técnico como de liderazgo no están cumpliendo las expectativas que se pretendían. Semedo y Musto, los más señalados; uno por sus excesos y otro por sus carencias, de calidad y autoridad.
Problemas de adaptación, ausencia de nivel o de confianza, no lo sé. Pero todo no es por casualidad o falta de suerte. Cucho y Longo: entre los dos, un gol en 12 jornadas, algo inaudito en cualquier delantera de Primera División en los últimos años, y Werner y Jovanovic, 25 goles recibidos en 12 jornadas, lo que significa que la SD Huesca necesita de media marcar 3 goles para ganar un partido.
Un periodista del Alavés: “El año pasado a estas alturas estábamos igual y mira dónde estamos ahora”
Pero la vida está llena de momentos y anécdotas. Palabras que por un momento escuchas y dejas volar pero que, más adelante, cuando recapacitas, puedes sacar una visión positiva de ellas. Unas palabras de optimismo y ánimo que recibí en la sala de prensa de Mendizorroza, el domingo, tras la comparecencia de Abelardo, de un buen compañero local de Vitoria, despidiéndose de nosotros: “Tranquilos. Nosotros el año pasado a estas alturas estábamos igual y mira dónde estamos ahora”.
Como he dicho, al principio pensé que eran palabras compadeciéndose de nuestra situación y las deseché, pero en un largo camino de vuelta, repasé y vi como el Alavés, en estas mismas alturas de competición la temporada pasada, llevaba 6 puntos en 12 jornadas, los mismos que lleva la SD Huesca ahora.
El equipo babazorro, que comenzó su temporada 2017/18 con Luis Zubeldia en el banquillo, contó con hasta cuatro entrenadores. Zubeldia, Giannide Biasi, el interino Javier Cabello y el Pitu Abelardo. Desde la llegada del gijonés en la jornada 13, con 6 puntos, el Alavés acabó el año saliendo de los puestos de descenso y situándose con 15 puntos en el parón navideño. A partir de allí, el equipo fue creciendo y mejorando su sensaciones hasta que en la jornada 34 logró su salvación matemática.
“Esta situación es reconducible y estamos a tiempo”
Finalizó la temporada en un prestigioso decimocuarto puesto con 47 puntos, sorprendiendo tanto a propios como ajenos viendo cómo era su situación en la jornada 13 de campeonato. Allí no acaba todo, sino que esta temporada, como ya todos podemos observar en la clasificación, el conjunto vitoriano se sitúa codeándose entre los grandes, con una meritoria cuarta posición y a sólo un punto del liderato.
Por eso, hago una llamada al optimismo, a la unión, al no reblar de la parroquia oscense. Porque esta situación es reconducible y estamos a tiempo, porque la imagen del equipo ha cambiado y ahora compite gracias al aire fresco de Francisco.
Porque se ha encontrado la identidad pérdida, porque cada día estamos más cerca de ganar, porque el partido contra el Levante es vital, y porque estoy convencido de que, si se logra una victoria, los aficionados tendrán una nueva visión más alentadora y llena de argumentos positivos, creyendo más que nunca que el difícil reto de mantener la Primera División en nuestra ciudad todavía está al alcance de nuestros guerreros.