El Huesca cayó en su feudo por primera vez desde hace más de 400 días. En un partido feo, acompañado por una climatología invernal, la afición dio calor a un equipo que necesitaba despertarse a tiempo pero que no encontró la fortuna necesaria para hacerlo.
Remiro (6)
Plano: El meta azulgrana no pudo hacer más en el encuentro. Los dos goles son fruto de los dos únicos tiros a puerta del conjunto visitante, ambos con gran acierto y pegada del delantero rival. Entró bastante en juego, como de costumbre, pero el nerviosismo final le hizo fallar un par de pases largos.
Brezancic (5’5)
Fallón: Sufrió bastante el lateral serbio en el transcurso del partido. Quedó demostrado que su faceta defensiva supera a la ofensiva. A la hora de sacar el balón jugado se le vio falto de aptitudes. De un fallo suyo nace el 0-2 gijonés. No supo superar la presión asfixiante de los visitantes.
Jair (6’5)
Atareado: El zaguero oscense volvió a demostrar su incombustible desempeño protegiendo la portería de Remiro. Luchó con todo el que le intentó superar, estuvo seguro en los robos y acertado en las salidas de balón. Con las verticales contras del Sporting, se vio obligado a trabajar más de lo normal. Pese a todo, fue superado en velocidad en más de una ocasión, cosa natural dada su envergadura y el potencial de los delanteros rojiblancos.
Pulido (7)
Diligente: Preciso en los robos, en la salida del balón y en los cortes. El central cuajó un buen choque, dando mucho apoyo a un centro del campo que se veía superado constantemente y sin sufrir especialmente en tareas de cierre. Es, cada vez con más claridad, el eje de la zaga sobre el que Rubi comienza a elaborar su esquema.
Kilian (5’5)
Desubicado: El joven extremo demostró ser todo lo opuesto a su compañero por la otra banda. Su partido, que fue de más a menos, dejó evidencias claras de que su nivel aumenta conforme más se acerca a la portería rival. Defensivamente sufrió con los balones a la espalda, cortó correctamente alguna jugada e incluso sacó el balón jugado con clase en varias ocasiones, pero las responsabilidades defensivas le superaron. Su incansable trabajo, no obstante, no dejó indiferente a nadie.
Sastre (7)
Todoterreno: El centrocampista catalán fue otra vez la pieza multiusos de Rubi. Ejerciendo de Melero a ratos, de apoyo en la salida de balón en otras, supliendo a Kilian al final del partido e incorporándose al ataque, volvió a demostrar ser un centrocampista de mucho recorrido. No obstante, también demostró que los goles no son su fuerte: dispuso de un par de ocasiones y ninguna fue a puerta.
Aguilera (7’5) | EL MEJOR
Torero: Repartiendo recortes y fintas a todos y cada uno de los jugadores que le presionaron, Aguilera volvió a dar un clínic de cómo sortear la presión sin siquiera despeinarse. Creó jugadas con una parsimonia que asustaba a más de un aficionado local, distribuyó el juego pero no terminó de entenderse con los jugadores de más arriba.
Ferreiro (6’5)
Apagado: Fue el jugador azulgrana que más y mejor desbordó una vez más, aunque no le sirvió de mucho. Una vez con los huecos creados, el gallego no culminó las jugadas con un último pase preciso. Le faltó la misma suerte que al resto del equipo. Su desempeño, como de costumbre, fue continuo e inagotable.
Camacho (5)
Envejecido: Los años le empiezan a pesar al eterno capitán. Su titularidad, que sorprendió a la gran parte de la marea azulgrana, se entendió menos aún tras sus 45 primeros minutos. Era el único mediapunta puro que tenía disponible Rubi en sus filas. Lento en algunas entregas y desafortunado en otras, su actuación no fue para nada memorable.
‘Chimy’ Ávila (7)
Currante: El argentino fue una vez más el jugador más activo de la plantilla. Presionó cual “perro de caza” la salida de balón local, buscó su gol con ahínco pero no vio la luz al final de las jugadas.
‘Cucho’ (7)
Desdichado: Se esperaba al colombiano como agua de mayo y quedó claro porqué. Aportó desborde en los metros finales y fue el que más peligro llevó hasta la portería de Mariño. Tiró al palo en dos ocasiones, aunque una de ellas estuvo invalidada. Como al resto del equipo, le falló la suerte y la lucidez.
Los cambios
Vadillo (4)
Dormido: Pareció que el frío del estadio se apoderó también de él. Un par de vistosos regates y alguna éerdida en línea de tres cuartos es todo lo que hizo el andaluz en los 40 minutos que jugó. No entró apenas en juego y no demostró estar al nivel al que estaba cuando se lesionó.
Rescaldani (5’5)
Activo: Falló dos ocasiones, una que se fue fuera y otra que se estrelló en el larguero y se mostró enfadado consigo mismo por errarlas. Luchó balones por alto pero no ganó casi ninguno pese a su estatura y corpulencia. Jugó decentemente de espaldas a la defensa.
Gallar (6)
Aplicado: Demostró a Rubi que quiere volver al once titular con trabajo. Aprovechó los pocos minutos que jugó para desbordar, correr y trabajar, aunque no generó tampoco mucho peligro sobre la portería asturiana.
NOTA GLOBAL: 6’15