La Copa del Rey de Málaga fue un trago decepcionante para el Casademont Zaragoza porque siempre lo es una derrota. No se puede mirar este resultado desde el fracaso impuesto por un favoritismo que nunca quiso Porfirio Fisac, etiqueta que se intentó quitar en sus comparecencias públicas previas. Los condicionantes anteriores, ni el tercer puesto en la Liga Endesa, ni la racha positiva de los aragoneses en el Martín Carpena, ni el triunfo en cuartos en 2014 ni tampoco la derrota reciente en Manresa, eran factores determinantes ni antes ni durante el partido.
Corregir errores
Tampoco lo pueden ser las represalias de una eliminación que no debe interpretarse como castigo y sí como advertencia para corregir errores, igual que cualquier otro revés deportivo. Por el contrario, el Casademont se mantiene en una posición envidiosa ante los próximos compromisos con los que terminará la temporada, añadiendo además el aporte de ilusión que supuso ver en Málaga a 350 aficionados de la ‘Marea Roja’, cifra superior a las otras tres ocasiones en las que el club visitó este evento.
Mantiene la tercera plaza en la Liga Endesa, aguantando el pulso con el Real Madrid y el Barcelona, y distanciado por cuatro triunfos de la frontera del playoff a falta de trece partidos, una renta tranquilizadora, apalabrada ya la permanencia. Los dos próximos compromisos en el Príncipe Felipe le enfrentarán a rivales en peligro de descenso (Movistar Estudiantes y Coosur Real Betis) tras el parón de las Ventanas FIBA que servirá como respiro y tiempo para obrar el fichaje del interior.
Al reto liguero se añade la oportunidad de dar la campana en la competición de la Champions League. El Casademont ha accedido a la ronda de eliminatorias como primero de grupo, lo que le permitirá jugarse la plaza en la Final Four con el factor campo a su favor. La entidad ya ha declarado que reclamará la concesión de la sede si accede a la fase definitiva, por lo que se abre una ilusionante e histórica ocasión para conquistar Europa y la suculenta prima que esto supone. Este martes conocerá a su rival en el Top 16 y su supuesto cruce en cuartos en el sorteo que se desarrollará en ‘la casa del baloncesto’ de Ginebra.
La esencia está en la defensa
El mejor Casademont Zaragoza se muestra en defensa. No fue en esta ocasión. Encajar 90 puntos supone un sobrecoste ofensivo que el equipo de Porfirio Fisac no supo asumir por carencia de inspiración más allá de la portentosa actuación de DJ Seeley (29 puntos). La tercera falta del californiano, que le obligó a estar sentado en el banquillo buena parte del tercer y último cuarto, lastró como una piedra de una tonelada el ritmo ganador que mantuvo por delante al Casademont hasta ese pitido.
Sólo en los primeros diez minutos el cuadro de Porfirio Fisac mantuvo su solidez defensiva. En ese espacio se cerró la pintura con Hlinason, se propiciaron robos y se permitió que los tiros del Unicaja los perpetraran jugadores menos fiables desde posiciones de bajo porcentaje (18 puntos en el primer cuarto). La cesión del rebote descompensó esta puesta en escena y la brecha se fue abriendo después del descanso, encajando en este periodo 49 puntos (proyección sangrante de 98 en 40 minutos).
En las seis ocasiones que el Casademont ha perdido esta temporada en la Liga Endesa, en cuatro de ellas ha visto cómo su adversario se iba por encima de los noventa puntos: Joventut (92), Valencia (92), Andorra (106) y Tenerife (111). Perder esa intensidad y esa coordinación grupal, señalada en las ayudas tras situaciones de bloqueo y la adaptación a un quinteto de pequeños que propuso Luis Casimiro, fue una interpretación del resultado.
Sin embargo, el Casademont ha demostrado tener una fiabilidad defensiva en la gran mayoría de sus representaciones. El escenario inhabitual de una Copa del Rey, la condición de anfitrión del Unicaja, la extrema energía con la que se rehicieron los exteriores del Unicaja, especialmente Alberto Díaz, son atenuantes de una mochila defensiva que peso demasiado, pero que no es la habitual con la que se viste este equipo.
Ausencia del interior
La lesión de Javier Jústiz ha sido un contratiempo que el Casademont Zaragoza no ha podido remediar con la adquisición de otro interior antes de la Copa del Rey. La irrupción de Nemanja Radovic en el rol de ‘cinco’ tuvo alto rendimiento en el partido de Badalona (32 de valoración y MVP de la jornada) a tres semanas del evento. Los intentos por traer a Mathias Lessort (Bayern Múnich), la cesión de Artem Putovyi (FC Barcelona) o las negociaciones con Marko Todorovic (sus derechos pertenecen al Joventut) no fructificaron y la solución inmediata quedó aplazada hasta próximos movimientos.
Con Tryggvi Hlinason acaparando la titularidad e intimidando (3 tapones), su ausencia recreció un boquete en la pintura (43-32 total en rechaces) que fue aprovechado por Unicaja para mantenerse en el partido en la primera parte a base de segundas y terceras y cuartas opciones (21 rebotes ofensivos) de lanzamiento. Ni Fran Vázquez ni Radovic ponían el candado a la zona, mermada después cuando, por arte de la agresividad de Dario Brizuela y Jaime Fernández se tuvo que defender presionando la pelota las acciones de pick and roll. Las ayudas sobre la continuación de Rubén Guerrero no eran poderosas y eso dio una segunda vía de anotación al Unicaja para asegurar su triunfo.
Lo positivo es que es una situación que puede revertirse cuando se fiche, aunque el club busca un perfil detallado de jugador, con rebote e intimidación, para una parcela que equilibrará de nuevo la plantilla ahora descompensada en el lado exterior.