El Real Zaragoza ganó y goleó, pero el 3 a 0 firmado ante el Nàstic de Tarragona, no debe cegarnos a la hora de analizar el partido fríamente. Se sumaron tres puntos, sí. Se goleó muchos meses en La Romareda, también. Pero el Real Zaragoza fue capaz de hacerlo en gran parte, por el rival que tenía frente a él.
La primera parte fue de lo mejorcito visto en La Romareda esta temporada. La segunda mitad, sobró. El Real Zaragoza salió a pasearse y solo la falta de calidad de un Nàstic condenado al farolillo rojo permitió a los blanquillos salir airosos de este encuentro. Con un rival con más ataque y mejor juego, todo hubiera sido muy diferente.
Víctor Fernández recurrió al once inicial esperado. Verdasca, Lasure y Soro fueron titulares. Biel también actúo por banda, quedándose en el banquillo Jorge Pombo. Vázquez y Linares jugaron juntos, aunque las ocasiones escasearon por parte de ambos.
Una sonrisa nada más empezar
Las cosas se pusieron de cara nada más comenzar el partido con el 1 a 0 marcado por Verdasca. Con el partido encarrilado, el Real Zaragoza ganó en confianza, se volcó en ataque e hizo que el Nàstic se quedara atrapado atrás sin capacidad de reacción. Así, llegaron las ocasiones y los goles, el segundo de ellos marcado por Pep Biel.
Los de Enrique Martín alargaron su juego con Luis Suárez ganando a la defensa zaragocista por velocidad. El Real Zaragoza se armó bien en el centro del campo, disponiendo un 4-1-4-1 en tareas defensivas. Ello permitió que las escasas jugadas del Nàstic no acarreasen apenas peligro para la portería de Cristian.
Mientras, en ataque, el Real Zaragoza optaba por un sistema más cercano al 4-4-2, pero con Soro y Biel combinando por dentro y dejando las bandas para Lasure y Delmás. Precisamente en una de esas jugadas, Delmás hizo el 3 a 0 en una jugada bien conducida y ejecutada.
El apagón de la segunda mitad
En la segunda parte, el Real Zaragoza volvió a mostrar su cara más amarga. La de un equipo sin vida, apagado y poco ambicioso. Enrique Martín quiso ir a por todas, dando entrada a Kanté. El Nàstic ganó presencia en ataque y comenzó a acercarse a la portería de Cristian que, de nuevo, tuvo un par de actuaciones notables para que el balón no se colase en las redes zaragocistas.
Los de Víctor Fernández sabían de la poca eficacia arriba de su rival, con solo 4 goles marcados a domicilio en toda la temporada. Por ello, no tuvieron problema en entregarles el balón. Algo que no gustó al técnico zaragocista ni a La Romareda.
La entrada de Pombo por Linares tan solo generó una ocasión de cara a la portería tarraconense. Guti y Zapater tuvieron una escasa participación posteriormente
El Real Zaragoza se volvió a quedar a mitad de camino en su intención de hacer las cosas bien. El guión no fue tan distinto a otros encuentros. La diferencia estuvo en la primera mitad, pero tras la renta conseguida se bajaron los brazos como es habitual. Se ganó, pero no se logró que las sensaciones volvieran a ser las de un equipo competitivo. Al fin y al cabo, se consiguieron tres puntos para seguir vivos en una gris y triste temporada.