ZARAGOZA | El Real Zaragoza empató un partido que pareció jugarse en un manicomio y que fue un incendio lleno de réplicas. Se aferró Miguel Ángel Ramírez a un sinsentido y correspondió una parte de la grada con un cántico que explica muchas cosas, entre ellas que se escapen algunas de las opciones que aparecen en el mercado. La reacción llegó en dos fogonazos, mientras el fútbol ofrecía otra miseria.
Gaëtan Poussin (3): Acostumbrado a ser fiable, desprotegió su palo y falló en los dos goles. Perdió ante el Tenerife su condición de salvador.
Marcos Luna (5): Dio amplitud en los primeros minutos, en el único tramo bueno del Zaragoza. Perdió fuelle, presencia y desborde con el paso de los minutos.
Bernardo Vital (3): Desdibujado, no funciona en pareja ni responde más protegido, en una mezcla de tres. Es una sombra del jugador que el Zaragoza creyó fichar en verano.
Lluís López (3): Falló en el fútbol y estuvo torpe ante los micros. Capitán de un barco a la deriva. Cuesta olvidarse de que el año pasado fue, en el mejor de los casos, el tercer central del grupo. Tibio en la salida, pobre en los duelos.
Enrique Clemente (4): Superó la veintena de pérdidas y formó con Carlos Nieto el lado más débil de la defensa. El gol le sube la nota pero no compensa sus lagunas. Está en el foco y cuesta creer que pueda cambiar la crítica y que pueda tener más vidas en la temporada.
Carlos Nieto (3): MAR confió en su recuperación y Waldo le sacó de punto en la jugada decisiva. La carrera le dejó en mal lugar y el gol fue una imagen triste y dolorosa.
Marc Aguado (4): Empezó bien, pero se apagó pronto y fácil ante el progreso del Tenerife en el partido. Para ser un jugador clave en este equipo, le falta protagonismo y continuidad en el juego. 29 toques son pocos, especialmente si los comparas con los 73 de Vital, los 76 de López o los 83 de Clemente.
Keidi Bare (5): Ramírez le confió un lugar extraño, como si le considerara el mejor creador del grupo. Ocupó una posición avanzada, en el carril central de una línea de tres. Se esforzó y sin estar bien físicamente, lo dejó todo, mucho mejor en la conducción que en el pase. Voluntarioso, pero impreciso.
Ager Aketxe (3): Acampa en las zonas tranquilas y actúa como si el partido no le importara lo suficiente. Ha perdido confianza en su regate y no acumula amenazas en sus disparos. Tampoco el balón parado sirve ya para rescatarle.
Adu Ares (3): Le faltó valentía en su mejor oportunidad y en el resto de sus acciones. Inédito, a su falta le falta agresividad y a su juego un punto de compromiso.
Iván Azón (7): Su equipo le mandó a una guerra sin cuartel, a una batalla en la que solo podía salir vencido. Ofreció resistencia y no se rindió nunca. Siempre tuvo mil vidas y encontró una solución eficaz para alcanzar el empate. Se dejó el alma en los duelos y creyó más que nadie en que el gol no era una quimera. La Romareda se sigue identificando con su nueve y lo sigue sintiendo como suyo.
Cambios del Real Zaragoza:
Adrián Liso (5): Mejoró a Ares -no era difícil- y participó en el gol del empate, en el origen de la jugada. Aún así volvió a agachar la cabeza y creyó que eran solo para él jugadas que podían haber sido para otros.
Kervin Arriaga (6´5): Su debut fue una nota positiva dentro de la tragedia. Ganó duelos, acertó en el pase y participó en el tanto de Clemente.
Toni Moya (7): Su entrada cambió el panorama y tuvo una incidencia directa en el marcador, en el punto que logró el Zaragoza. Botó el córner del primer gol y encontró a Azón en un pase medido en el empate. Estrelló en el palo un gol que hubiera culminado su partido, pero su historia en La Romareda nunca parece completamente redonda.
Samed Bazdar (6´5): El juego del Zaragoza mejora a través de su talento. Logró sumar una asistencia y darle claridad a un equipo confuso y perdido, que tampoco podrá contar con él en Málaga. Se le vio sobrexcitado, quizá frustrado por los puntos perdidos.
Pau Sans (6): Su fútbol proporciona más soluciones que las de los titulares en su posición, pero se le ha asignado una etiqueta: de él se dice que pierde crédito desde el once. A cambio, no se le dan demasiadas opciones para demostrar lo contario.
Entrenador:
Miguel Ángel Ramírez (3): No ha hecho pie en su llegada al Real Zaragoza. Se aferra a un sistema impopular, que no provoca ventajas y sí una suma amplísima de voces en su contra. Una parte del estadio pidió su marcha en el día de su bienvenida. De momento, está lejos de acertar y desprotege el carril más débil del Real Zaragoza. Tardó en deshacer su dibujo y la suerte le enseñó muy pronto que ese está más cerca de ser el camino correcto. Si no lo sabía cuando llegó, Ramírez se enfrenta a su reto más difícil. Y, de momento, camina hacia atrás.