ZARAGOZA | Juanma Lillo siempre fue uno de los mejores defensores del juego posicional. Teórico del fútbol, empezó a entrenar equipos a la edad de 17 años. Artífice de dos ascensos consecutivos con el Salamanca, recorrió después el fútbol español. Pasó por Oviedo, Tenerife, Murcia, San Sebastián y Almería. Se le consideró un especialista en cambiar la suerte y la cultura de clubes humildes, en proyectar equipos con estilo propio. También tuvo experiencias en México, Colombia, Japón, China y Qatar que enriquecieron su fútbol y su discurso.
En el año 2000 entrenó al Real Zaragoza. No le fue bien. Destituido pronto, su mensaje siempre pareció más bonito en el papel que sobre el césped. Desde la grada se buscó un juego de palabras con su nombre para describir su paso por La Romareda: “Juan Malillo”. Ahora, es una pieza clave en el staff de Pep Guardiola, segundo entrenador y consejero fiel del técnico. Unos años antes, Guardiola había definido con precisión el lugar de Juanma Lillo en su evolución: “Tengo dos grandes influencias como entrenador: Johann Cruyff y Juanma Lillo”.
Las frases de Lillo siempre sirvieron para entender mejor este juego, las claves de un deporte que nace en el centro del campo. También se pueden aplicar a este Real Zaragoza, distinto a todos los anteriores también en su idea. El equipo de Escribá construye el plan a partir de sus mediocampistas, en el lugar exacto en el que siempre se cocinaron los partidos. La mezcla de cuatro jugadores: Marc Aguado, Francho Serrano, Toni Moya y Maikel Mesa le dan sentido a todo.
El Real Zaragoza y un mediocampo ganador
En la base del juego, Marc Aguado elige el camino del pase. Es el cerebro y el centinela, el jugador que puede proyectar el fútbol del grupo. Quizá la mayor de las sorpresas ha llegado en el plano defensivo: Aguado se aplica en los duelos y gana balones sin dueño. En el perfil diestro, vuela Francho Serrano. El zorro ha cambiado su piel para este curso: se viste como extremo si es necesario y sorprende en el filo de la ocasión. Recorre todos los kilómetros que permite el partido e inicia las jugadas con hambre y entusiasmo.
Las dos piezas que completan la media son dos apuestas del mercado. Intercambiables, dueños de una calidad contrastada y experiencia para los grandes partidos. Toni Moya conduce el juego y domina los registros del pase y todas las distancias. Preciso, su lugar en la estrategia le convierte además en el especialista que el Zaragoza necesitaba desde hace tiempo. Más cerca del área aparece Maikel Mesa, elegante, en busca del gol.
Fino en los recursos, comprometido en el juego, su fútbol se explica mejor en el área rival. Allí Mesa decide tranquilo, piensa en el punto exacto en el que otros se complican. Máximo goleador en la pretemporada, mantiene sus registros con el curso en marcha. Marca, juega y hace jugar, como el complemento ideal de una media capaz de dominar los partidos y la competición.
El Real Zaragoza ilusiona en su inicio, con dos victorias en La Romareda y el liderato en las primeras fechas. El plan de Cordero se explica en su medio del campo, con cuatro futbolistas que se expresan a través del pase y también del gol. En ese punto de la historia, una de las mejores frases de Juanma Lillo cobra un sentido especial: “Dime qué mediocampo tienes y te diré qué equipo eres”.