ZARAGOZA | Miguel Ángel Ramírez está sembrando muchas más dudas que certezas en su inicio como técnico zaragocista. A pesar de que sus primeros pasos no fueron sencillos, la pésima sensación que ofrece Ramírez es similar a la que dejaron otros en su puesto. Con el final de temporada situado en un horizonte no tan lejano, el canario todavía no ha conseguido dar con la tecla para convertir en suyo un Real Zaragoza huérfano de ideas, sentimiento y competitividad.
Infiel a su planteamiento inicial, MAR está siendo duramente cuestionado ya no solo por la afición, sino también por aquellos que en un inicio le ofrecieron un voto de confianza. No es para menos, pues los números no son para nada esperanzadores. 5 puntos de 18 muestran un bagaje demasiado pobre, propio de aquel que todavía no conoce la magnitud del sitio en el que se encuentra. Las sensaciones tampoco juegan a favor de Ramírez, pues el juego del equipo es completamente nulo en todas sus aristas.
El actual Real Zaragoza es un equipo que parece querer terminar los partidos incluso antes de comenzarlos. Las ganas de competir brillan por su ausencia, así como también lo hacen muchos de los conceptos básicos en el fútbol. Incapaz de remontar el ánimo de una plantilla apagada, sus planteamientos convergen en dos situaciones preocupantes: la inoperancia defensiva y la falta de recursos en ataque. Estos dos aspectos son incompatibles entre sí y demuestran una realidad muy complicada, inherente al sentimiento zaragocista en los últimos años.
Pendiendo de un hilo
Tanto los números como el fútbol que propone Ramírez han encendido las alarmas en la entidad blanquilla. El futuro más inmediato del Real Zaragoza pasa por dos encuentros en La Romareda, claves para la continuidad del técnico. Tal y como indicó en la sala de prensa de Los Cármenes, la teoría está clara: 6 de 6. En caso de no lograr esa cantidad de puntos, el futuro de Miguel Ángel Ramírez podría estar lejos de la ciudad del Ebro.