ZARAGOZA |La mala racha del Real Zaragoza ha obligado a Fran Escribá a salirse de su fiel 4-4-2. Así, el equipo salía al césped del Anxo Carro con un 4-2-3-1 y la novedad de Grau en el once. La intención era obvia. Monopolizar el centro del campo y jugar a encontrar el hueco. La nueva táctica no fue del todo práctica y tuvo que regresar a su alineación predeterminada para mejorar el nivel ofensivo.
Con las lesiones, Escribá no tiene suficientes mimbres de su gusto para poder armar su esquema tipo, sin embargo, el remedio casi es peor que la enfermedad. El cambio de dibujo provocó una de las partes más aburridas de toda la temporada, y hasta que no movió ficha, el Real Zaragoza no generó ni un atisbo de peligro al Lugo.
Así se jugó durante 68 minutos, y en ese tiempo, apenas tuvieron ocasión de rematar a puerta. Durante la primera parte, solo Bebé probó suerte. En dos ocasiones y ambas a balón parado a una distancia considerable. Arriba se quedó un Simeone solitario al cual no supieron encontrar. Abusaron del balón largo como recurso ofensivo y no funcionó. Como ocurre en todos los partidos, se dependió en las genialidades que pudieran hacer Bebé y Simeone más que en el construir la jugada. Cerca estuvieron de hacerlo una vez más. Bebé dio un larguerazo en el primer minuto de juego y Simeone dribló a toda la defensa lucense para fallar el remate con el portero ya batido. Pero fuera de ello, los recursos ofensivos del equipo son muy pobres.
El partido tenía la misma cara que el anterior frente al Burgos. El míster era consciente y, como se jugaba fuera de casa, volvió al 4-4-2 e introdujo a Gueye al campo. Con las ansias del gol, los extremos se cerraron para dejar volar a los laterales. El Real Zaragoza mejoró pero siguió siendo inofensivo para Whalley, que solo tuvo que atajar un balón. Solo se fue capaz de rematar una vez a puerta ante el peor local y segunda peor defensa de la liga, que ha encajado gol en casi el 75% de sus partidos. De lo poco positivo que ha dejado el partido fue el regreso de Jaume Grau a un once inicial 3 meses después. Grau añadió pausa al mediocampo maño, que nunca contemplaba devolver hacia atrás un balón y que tantos balones perdió por no dejar de mirar hacia delante sin algún plan en mente.