El Real Zaragoza y Juan Carlos Carcedo se juegan ante el Villarreal la continuidad de su proyecto. En pleno octubre, en el cierre de unas fiestas que lo son en todos los lugares menos en el fútbol, el partido tiene el valor de una sentencia. Las campanas han doblado por Carcedo, que contempla el partido como su última oportunidad. Encubre sus miedos con el discurso más firme que se le recuerda, pero sabe que su suerte se jugará en el césped. El Real Zaragoza no ha convertido La Romareda en su amuleto y ha perdido los puntos que no deja escapar un aspirante. Y solo un triunfo alargaría el tiempo del técnico en el banquillo.
La dinámica es preocupante, el fiel reflejo de un equipo que no crece, sino que pierde pie en la competición. Mientras, las dudas se agravan ante la ausencia de una pieza básica en el equipo. Simeone es el mejor recurso en ataque y no estará ante el Villarreal B. Ninguno podrá jugar uno de esos partidos que algunos ya tildan de final, en los que el balón ya quema. La suerte de las temporadas se decide en primavera, pero los trenes también se escapan en otoño.
Carcedo medita cambios para el grupo y el Zaragoza quiere protegerse en la media con los centímetros y la experiencia de Petrovic y moverse a través de los kilómetros de Francho Serrano. Hasta ahora gris, la cita demanda el primer gran partido del canterano en el curso. Manu Molina parece indispensable para Carcedo y más en la que puede ser su última oportunidad. Nadie sentiría tanto la destitución del técnico como el mediocampista, apadrinado por Carcedo para construir un juego que, de momento, solo va y viene. Bermejo deja atrás sus molestias físicas y la grada le reclama que tome, de una forma definitiva, la responsabilidad del 10. Arriba, se especula con la primera titularidad de Gueye, mientras Azón quiere repetir ante el gol.
Enfrente estará un Villarreal B que juega al fútbol sin miedos ni complejos. Capaz de estructurar su propuesta a través de la sinfonía que mejor suena en el fútbol: la del pase. Un juego de combinación veloz, acompasado, que pasa siempre por la sabiduría de Miguel Álvarez. El veterano técnico es capaz de mezclar la improvisación Haissem, Pacheco y Collado en línea de tres cuartos, de crear el contexto ideal para el talento. El filial del Villarreal será a todas luces un rival inoportuno, un invitado sin prisa ni vergüenza.
El equipo aragonés camina por el desfiladero demasiado pronto. Ocupa puestos de descenso, juega poco y marca menos. La Romareda ya no cree en la pizarra de Carcedo y solo un triunfo aliviaría una situación insostenible. El tamaño de los equipos y la suerte de los técnicos se deciden en partidos a todo o nada, en los puntos sin retorno. Y esta tarde, por mucho que sea en pleno octubre, se jugará un partido en llamas.
Alineaciones probables
Real Zaragoza: Cristian Álvarez; Gámez, Francés, Jair, Fuentes; Serrano, Petrovic, Manu Molina, Bermejo; Azón y Gueye.
Villarreal B: Villarreal B: Iker Álvarez, Sergio Carreira, De la Fuente, Mbacke, Tasende; Carlo Adriano, Del Moral, Pacheco, Haissem Hassan, Collado; Fer Niño.