El Real Zaragoza de Juan Ignacio Martínez volvió a ganar en casa, esta vez, ante un rival de enjundia como el Almería. El madrugador gol de cabeza de Adrián González y el postrero tanto de Iván Azón, también con la testa, ratificaron una victoria sufrida y trabajada de principio a fin. La apabullante posesión almeriense no fue suficiente para batir a un equipo laborioso en defensa y, por fin, efectivo en ataque. Tres puntos para el Real Zaragoza que da un golpetazo sobre la mesa del descenso. Aunque todavía queda mucho.
Nuevas rotaciones en el once
Juan Ignacio Martínez nos tenía acostumbrados a un once tipo con el que se iba todos los findes de semana a la guerra. Pero su guardia pretoriana parece haberse renovado. Ya en Fuenlabrada introdujo cinco novedades sorprendentes, y contra el Almería volvió a otorgar confianza a varias de esas novedades añadiendo algún que otro cambio más. El Toro, Adrián y Tejero repitieron en la alineación titular, a los que se les sumó Francho Serrano y Sanabria sustituyendo a los tenues Eguaras y Bermejo.
Sanabria fue la gran incógnita de la alineación de JIM. La escasa participación del charrúa cedido por el Atlético de Madrid generó ciertas dudas acerca de la zona que ocuparía sobre el campo. Al final, el entrenador decidió no cambiar el sistema e introdujo únicamente un cambio de cromos entre Bermejo y Sanabria en banda derecha.
El Real Zaragoza arrancó el partido con nuevas caras pero con el planteamiento de siempre: 4-4-2 replegado en defensa y un 4-1-4-1 en ataque con mucha libertad para los interiores, en este caso Adrián y Zapater. De esta forma, el conjunto maño reforzó el pasillo interior respondiendo así a la acumulación de jugadores ilicitanos por dentro. El Almería por su parte dispuso a sus hombres en un 4-2-3-1 con la notoria ausencia del zaragozano Manu Morlanes, brújula del equipo de José Gomes, sancionado. Aún así, un once solvente y contrastado en la categoría. Un duelo de estilos supeditados a la necesidad de puntuar de ambos conjuntos.
Inicio inmejorable del Real Zaragoza
El arranque del Real Zaragoza fue sobresaliente. En oposición a lo visto el miércoles en Fuenlabrada, los zaragocistas entraron en el partido desde el minuto uno presionando al Almería arriba en su campo y con las ideas muy claras. Una vez despojado de la presión de favorito, el Zaragoza se sintió más desinhibido frente a su rival.
La frescura inicial de los hombres de JIM se tradujo en el primer tanto del partido. Los blanquillos con la pelota en sus dominios optaron por las triangulaciones rápidas y un enfoque siempre vertical del juego. La ocupación de espacios de los jugadores del medio campo resultó fundamental para ofrecer salidas claras a los maños.
El primer gol del Zaragoza llegó subido en esa ola de dinamismo. Zapater puso de primeras con la zurda un balón medido a la cabeza de Adrián para que este rematara a placer en el área. Un bonito tanto que reafirmó el planteamiento inicial de JIM. La diferencia con respecto al Fuenlabrada estuvo en la cabeza, en saber qué hacer durante el primer cuarto de hora ante un rival dominante con el balón y que no renuncia al juego combinativo. Tener claras las ideas cuando la calidad no va sobrada es clave para afrontar partidos de estas características.
Acoso y derribo del Almería
El guion de partido que seguramente tenía JIM en la cabeza se estaba cumpliendo al pie de la letra. Gol antes de los diez minutos, el equipo enchufado en defensa y el Almería espeso en la circulación. No obstante, los sureños lograron encontrar una fuga en el entramado defensivo zaragocista por el que empezar un acoso y derribo que a punto estuvo de tumbar la ventaja inicial local.
En este sentido, los laterales del Almería adquirieron un papel protagonista inesperado en los planes de JIM. Akieme por izquierda y Baillu por derecha punzaron las bandas del Real Zaragoza que en muchas ocasiones se mostró insuficiente en esa zona.
Balliu, el catalán internacional por Albania, fue el que más y mejor consiguió pisar el campo y el área zaragocista. Narváez, la principal baza ofensiva del equipo, tuvo la tarea de marcarle durante casi todo el partido, lo que provocó un desbarajuste defensivo en banda izquierda. El colombiano no pudo estar en todo, y la marca de Balliu en ocasiones acababa
descuidada. Nieto, algo desorientado por las incursiones de Lazo hacia dentro, no fue capaz de tapar los huecos que generaba Narváez en defensa, y Balliu, que olió la sangre, circuló sin peaje por la autopista de la banda izquierda hasta bien entrado el partido. Suyo fue el pase que generó el empate del Almería y su influencia en ataque pudo ser mayor de no ser por la espesura ofensiva que mostró el cuadro ilicitano.
Del 1-2 al 2-1
El Almería embotelló al Real Zaragoza durante casi una hora de juego. Los de José Gomes estaba cocinando el partido a fuego lento a base de circular el esférico de banda a banda. Sobre el minuto 60, cuando mejor y más ágil era el juego almeriense llegó uno de los puntos de inflexión del partido. Robertone, que ya había probado las mieles del gol, envió un misil tierra aire desde 33 metros que se coló por la escuadra de la portería de Cristian Álvarez. Un gol estratosférico que lubricaba la remontada visitante y mandaba a las cuerdas a un Real Zaragoza con serias carencias ofensivas y alguna que otra fisura defensiva.
Sin embargo, la diosa fortuna esta vez sonrió a los maños y el VAR se percató de un ajustado fuera de juego anterior a la obra de arte de Robertone. Nadie sobre el campo se había dado cuenta del fuera de juego de Villalba; el videoarbitraje le dio una vida extra a un Real Zaragoza que necesitaba una peripecia de este calado para revertir una adversa situación.
A partir de entonces, en el punto álgido de su juego, el Almería se fue diluyendo del partido cada minuto que pasaba. JIM estuvo rápido y reforzó la dañada banda izquierda con Chavarría por delante de Nieto, sacó a Eguaras para anclar el centro del campo y le dio la oportunidad a Iván Azón para demostrar por qué debe ser titular. Porque el Toro Fernández, a pesar de su predisposición, volvió a jugar un partido impreciso y nulo en ataque. Insuficiente para las necesidades de este Real Zaragoza.
Todos estos cambios sumados al golpe psicológico del gol anulado para el Almería propiciaron que el Real Zaragoza creyese en una heroica victoria. Liderados por el ímpetu de Iván Azón, los muchachos de JIM se toparon con el 2-1 en una jugada aislada a falta de diez minutos. Éxtasis en La Romareda.
Victoria sufrida y trabajada del Real Zaragoza
Realmente nadie esperaba este resultado. El transcurso del partido albergaba la esperanza de arrancarle al menos un punto a una de las mejores plantillas de la categoría. El gol de Iván Azón fue la recompensa a un esfuerzo defensivo mayúsculo y a un equipo que no dejó de creer en el resultado. Los cambios de un avispado JIM rectificaron los errores del planteamiento inicial aportando energía renovada al equipo. Además, jugadores como Sanabria, Adrián o Tejero comienzan a aportar minutos de calidad, lo que permite tener un fondo de armario más profundo; un problema del que ha adolecido el Zaragoza a lo largo de la temporada.
A día de hoy todo son noticias buenas en clave zaragocista. Las dos victorias seguidas aúpan al Real Zaragoza a la 15ª posición de la tabla y ya mira el descenso con seis puntos de ventaja. Esta primera victoria de renombre supone un verdadero alivio para un equipo que, de no ganar en Fuenlabrada hace unos días, estaba sobre las cuerdas. Todavía quedan muchas batallas que librar pero este heroico Real Zaragoza de JIM ya respira más tranquilo.