El penúltimo partido de la larga y tediosa temporada del Real Zaragoza, contra el Mallorca, tuvo un aroma diferente. A pesar de la derrota, los aficionados por fin nos pudimos sentar, no a sufrir, sino a disfrutar del fútbol.
Con el objetivo de la salvación conseguido matemáticamente tras el rotundo 3-0 ante el Castellón, el partido, y el rival, doblemente satisfecho, prestaba al buen fútbol. Pies sueltos. Destensados por la evaporación del estrés de sentir algo en juego. Y una agradable tarde bien decorada por el cuadro más importante de este deporte, los aficionados.
Francho, Zapater y Sanabria
Juan Ignacio Martínez planteó el 4-1-4-1 con el que el equipo ha venido destacando en las últimas semanas. Con Zapater y Sanabria como interiores aportando ese grado de intensidad que se podía perder por el hecho de no existir nada en juego, y con Francho Serrano como pivote. Donde a él realmente le gusta jugar. Ahí capitaneaba al Juvenil de Iván Martínez, como “5” del rombo. Este año no ha podido hacerlo por los galones de Eguaras e incluso de Zapater. Pero él quiere estar ahí.
El Real Zaragoza jugó bien. Incluso a futbolistas como Zanimacchia o Chavarría les salían los regates. Prestando desborde exterior al servicio de un equipo al que le faltó encontrar rematador. Hay muchas lecturas positivas del encuentro de ayer. La primera, la agradable satisfacción de sentarse a disfrutar de un partido de fútbol. Sin sufrir. Otra, de dimensiones casi similares, la tranquilidad que supone pensar que al Toro Fernández solo habrá que verlo como mucho un partido más.
Fue extraña la aparición de tres cedidos en el once titular aragonés. Cada entrenador tiene unos códigos de vestuario a los que atenerse, pero sorprende. Aunque quizá uno de ellos, Sanabria tenga continuidad la próxima campaña. Un futbolista al que la temporada se le ha hecho corta. Intensidad, perrería, disciplina táctica, y unas virtudes ofensivas todavía por detectar. Pero si se suelta, quizá sea el primer gran refuerzo.
El “refuerzo” que siempre se examina con lupa a final de cada temporada es el de Alberto Zapater. Siempre pendiente del juicio popular sobre si su edad le permite seguir o no. La realidad indica que lleva 14 partidos seguidos como titular. Podría continuar jugando tres meses más y seguir consiguiendo que el tiempo se detenga cada vez que pone un centro a balón parado. Que delicadeza en el gesto técnico más brillante de su carrera. El arma ofensiva más importante del año.
El Mallorca se desquitó de cierta resaca en el segundo tiempo. Conforme pasaban los minutos empezaba a recuperar cierto tono físico y las ganas de abrochar la temporada, con una victoria ante su público. Se acabó llevando el partido 2-1. Superado Mallorca, al Real Zaragoza le queda solo una jornada ante un Leganés que se está jugando ganar el factor cancha en play-offs. Será un partido de nuevo para disfrutar sin ningún tipo de aspiración. Se lo debemos a JIM.