Llegó la II edición del Torneo Fat Rugby con más kilos que en la anterior, poniendo a prueba la estabilidad del eje terrestre. Hasta 350 delanteros se dieron cita este fin de semana en la localidad altoaragonesa de Monzón, siendo por segundo año consecutivo el centro de culto para los amantes de la melé.
El viernes por la tarde tuvo lugar tanto el acto de bienvenida a los participantes como la comprobación del peso mínimo de los jugadores, situado en 70 kg en la categoría femenina y 90 kg en la masculina. Con los primeros ‘piques’ por ver a quien quería más la gravedad, se repartió el primer tercer tiempo, o tiempo cero, para deleitar posteriormente a los animosos delanteros con juegos de habilidades propias de su demarcación.
El plato fuerte de la noche del viernes llegó, como en la anterior edición, con el concurso de ‘packs’ en el que cada equipo presentó a sus 8 titanes para conseguir el honor de delantera más pesada del torneo. Este año la cifra se llevó hasta los 907 kg. por parte del equipo Fatbarians. La novedad de esta edición vino de la mano del concurso de disfraces de medio-melé.
El sábado arrancó el Torneo, a las 9:00 de la mañana, con el ambiente cargado de ganas de llenar la jornada de melés y contacto entre grandes jugadores. Este año se contó con la presencia de 35 equipos repartidos entre 13 femeninos, 20 masculinos y 2 de veteranos. La fase de grupos se desarrolló en ambas categorías y pronto se notó la experiencia de la primera edición, con un mayor conocimiento de las múltiples posibilidades que se pueden explotar en esta modalidad.
El DJ encargado de mantener el ritmo del torneo, Pozal de Funk, desde primera hora de la mañana hizo que los “gordos movieran sus cinturitas” como rezaba el speaker. Se llegó al descanso al medio día para recargar las pilas y preparar las estrategias que hicieran pasar a los equipos a la ronda eliminatoria de la tarde. El conocimiento de las virtudes y debilidades entre los equipos y el ánimo del público presente en la cita hizo que apareciera la magia y se vieran jugadas de auténtico lujo tanto en las adoradas fases estáticas como en el juego abierto.
El premio gordo en la categoría femenina se lo llevó Crucpc de Castelldefels y Barcelona, en la final disputada frente a Fattedi Neskak de Gaztedi. Las jugadoras catalanas consiguieron varios ensayos fruto del juego en abierto gracias a la velocidad de sus jugadoras. Los potentes mauls en abierto ejecutados por el equipo vasco no fueron suficiente para ganar el partido.
Mientras tanto, en la categoría masculina los que se llevaron el torneo fueron Pottolak de Zarautz que revalidan el título conseguido en la primera edición, ganando a Gordíberos de Zaragoza. El equipo vasco destacó durante todo el torneo por su gran intensidad de juego, fruto de una liga regular vasca con mucha competitividad. El equipo maño, que realizó un gran papel durante todo el torneo, no pudo desarrollar su juego en la final debido a la gran presión ejercida por los de Zarautz.
En la categoría de veteranos el buen ambiente predominante se plasmó en el partido disputado entre Fénix de Zaragoza y Fatbarians de Madrid, dando como vencedor al primero.
Los campeones se llevaron para sus casas el gran premio formado por un surtido de productos de Ambar y los 157 kg. de carne de la carnicería Julián de Zuera. Cabe recordar que la cantidad de carne del premio viene marcada por el jugador más pesado del torneo, que por segundo año consecutivo ha correspondido a “Tito”, del equipo Alkarrians procedente de Guadalajara.
Tras la entrega de trofeos se dio paso al tercer tiempo en el que jugadores, organizadores y árbitros, compartieron impresiones sobre el torneo en un ambiente distendido, festejando el buen desarrollo de esta magnífica jornada de rugby.
Desde la organización se desea agradecer a patrocinadores y colaboradores, todos ellos aragoneses, sin quienes no se podría haber celebrado el evento: Ayuntamiento de Monzón, Ámbar Export, Barri, Bonapassa, Eboca, Fit Cloud, Green, Photohp, Piromade, Cosehisa, Pozal de Funk y Quebrantahuesos RC.