El Real Zaragoza ganó al Elche, se mantiene invicto en La Romareda y suma 7 puntos de 9 posibles. Además, dejó por segundo partido consecutivo en casa la portería a cero y su delantero, Luis Suárez volvió a marcar. Unas conclusiones positivas en su conjunto, pero que no deben impedir que veamos las grandes lagunas que el Real Zaragoza está presentando en este inicio de temporada.
Con las piezas aún por encajar y la plantilla a falta de apuntalar, el equipo parece que va encontrando su sistema de cabecera. Y ese no es otro que un 4-4-2 con rombo en el centro del campo. Por segundo partido consecutivo, el Real Zaragoza formó con este sistema. Es la manera que ha encontrado Víctor de situar a sus mejores jugadores en la posición más idónea para ellos: Suárez en el centro, Kagawa de enganche e Igbekeme a los mandos.
Sorprendió la decisión de Víctor de dejar fuera a Ros y dar entrada a Eguaras, según el míster, para dar una mayor salida de balón al Real Zaragoza. Algo que después, no se reflejó sobre el césped. Mientras, el cambio de Clemente por Grippo en la defensa vino originado por un proceso febril del suizo. El canterano cumplió y junto con Atienza, consiguieron mantener a raya a los atacantes del Elche.
Un Zaragoza seguro en defensa ante el Elche, pero con dudas en ataque
La defensa mejora en cada partido y muestra una solvencia inédita en anteriores temporadas, pero a partir de ahí, el resto del equipo aún tiene mucho por mejorar. Lo demostró el Real Zaragoza durante toda la primera mitad ante el Elche. Los blanquillos se atascaban en la línea de tres cuartos, donde se quedaban sin ideas resolutivas. Ello les llevaba a buscar continuamente a Suárez, muy dinámico y activo, pero quizás con demasiado precipitación en las decisiones finales.
El colombiano buscaba disparos desde la frontal ante la imposibilidad de encontrar espacios entre la defensa del Elche, bien ordenada y plantada en su área. Pacheta jugó con tres centrales para bloquear el avance blanquillo. Y lo consiguió. Ante ello, el balón parado fue otro de los recursos que los de Víctor Fernández intentaron explotar sin acierto, aunque tuvieron aproximaciones peligrosas a la meta de Badía.
Cambio de sistema en el Real Zaragoza con la entrada de Blanco
Esa precipitación y exceso de ganas de agradar, tal y como decía Víctor, se siguieron viendo durante la segunda mitad. Así, llegaron los cambios y Papu pasó a ocupar el vértice ofensivo del rombo en lugar de un espeso Kagawa.
Ante la falta de fluidez zaragocista, Víctor optó por cambiar de sistema. El Real Zaragoza pasó a formar con un 4-2-3-1 con Suárez solo arriba y Álex Blanco colocándose en banda tras sustituir a Dwamena. Más allá de la insistencia de Suárez, poco más tenía el Zaragoza en ataque. Los intentos de internada del colombiano en área rival tuvieron premio en forma de penalti que el propio Suárez transformó en el 1 a 0 definitivo.
Hubo poco fútbol ante el Elche, pero un resolutivo Zaragoza supo mantenerse firme en defensa e insistir hasta la saciedad en ataque a pesar de que las cosas no le estaban saliendo bien. Algo que ya se tiene ganado respecto a otras temporadas. Falta puntería, calma y sosiego a la hora de decidir las mejores opciones para dar el último pase, pero un equipo ganador sabe vencer hasta en las peores situaciones. Y esta vez, el Real Zaragoza no dejó escapar el tren de la victoria.