El Real Zaragoza es hoy, tras jugar en Alcorcón, un equipo un poco más maduro e inteligente que la semana pasada. En los primeros partidos de temporada vimos a un Zaragoza dominador en su área en defensa y con peligro en cerca de la portería rival. Sin embargo, faltaba un plus. Ahora el equipo ha crecido lo suficiente para demostrar que puede dar más y hacerlo en terrenos complicados, con equipos que ejercen una presión alta y con la afición contraria volcada sobre el campo.
En el partido ante el Alcorcón, Víctor movió ficha ante la lesión de Igbekeme. Situó a Lasure como lateral izquierdo y a Nieto como interior. Ambos demostraron que pueden trabajar juntos y que realizan una labor complementaria. Lasure puede subir la banda y Nieto cubrirle en tareas defensivas. Una labor de equipo que es solo un ejemplo de la consistencia que está alcanzando el Real Zaragoza en las diferentes facetas del juego.
De nuevo con un 4-4-2 en rombo, el Real Zaragoza encontró en Kagawa un filtro perfecto a la hora de suministrar buenos balones a Dwamena y Suárez. El japonés demostró su calidad con un estado de forma que está cada vez más cerca de su mejor versión. En Santo Domingo aguantó los 90 minutos a petición propia y fue de lo mejor del Real Zaragoza.
Dwamena es otro de los jugadores que va a más en su rendimiento. Hasta ahora no había estado acertado, pero su concentración y frialdad sobre el terreno de juego le permitió robar un balón en la presión alta ejercida sobre el Alcorcón para hacer el 0 a 1. Una jugada que pudo repetir minutos más tarde aprovechando el nerviosismo de la defensa madrileña.
Kagawa y Suárez, conexión letal del Zaragoza en el área del Alcorcón
En los peores minutos ante el Alcorcón, el Real Zaragoza encontró un recurso alternativo en el balón parado principalmente con Kagawa como referencia. Córners bien lanzados y faltas ejecutadas con precisión seguían creando peligro en la meta del Alcorcón. A pesar de ello, el segundo gol llegó tras una jugada que puso de manifiesto el compromiso, la lucha y el coraje de Luis Suárez. Le hicieron falta pero no se dejó caer, peleó el balón y ajustó el remate para firmar el 0 a 2 en el 42. Un delantero muy diferente a los Gual y Vázquez de la temporada pasada.
Ya en la segunda mitad ante el Alcorcón, el Real Zaragoza perdió el dominio del balón durante algunos minutos, pero ahí estuvo rápido Víctor Fernández para mover banquillo. Dio entrada a Ros por Lasure, con lo que Nieto volvió al lateral izquierdo para que el tudelano y Eguaras formaran juntos en el centro del campo.
Consistencia en el centro del campo
Este movimiento dio al Real Zaragoza recursos suficientes para recuperar el balón en el centro del campo y demostró que Javi Ros da ese plus de generación de juego que se complementa perfectamente con la salida de balón que aporta Eguaras.
Así, uniendo dominio, combinaciones y velocidad llegó el tercer gol zaragocista en las botas de un rápido Vigaray que se había incorporado al ataque desde el lateral derecho. Un 0 a 3 incontestable que deja claro que este Zaragoza tiene muchas alegrías que dar durante esta temporada. Un juego inteligente basado en la elaboración y en el trabajo en equipo. Un trabajo en equipo que hace al Zaragoza capaz de gestionar los minutos y dar pausa a los partidos. Y unos partidos que ahora sí, aportan un juego brillante que ofrecer a la afición zaragocista.