España no es el único país que compite o quiere hacerlo por organizar los Juegos Olímpicos de Invierno 2030. Es cierto que los Pirineos nunca han sido escenario de una competición de este calibre y que eso puede jugar a su favor. Con la iniciativa se recupera el sueño de que la cara sur sea olímpica y cómo no la política, el problema político, va aparejado a la propuesta. No sorprende. Es más, hasta sería raro que en España algo no se politizara.
En 2026, Europa será sede de estos juegos. En concreto, en Italia. Los juegos de Milán—Cortina d’Ampezzo serán desde el viernes 6 de febrero al domingo 22 de ese mismo mes. Y no nos vamos a engañar. Parece difícil que cuatro años después, otro territorio europeo sea el responsable de organizar una competición de este calibre.
Para esos Juegos de 2030 no conviene olvidar que en la rampa de salida están Sapporo (Japón), Salt Lake City (Estados Unidos) y las Four First Nations (Canadá) con los municipios de Vancouver y Whistler. Casi nada. Por desgracia, y me temo, contra esos pesos pesados en el mundo del esquí, con experiencia en organizar una competición de ese calibre, la candidatura de Barcelona-Pirineos es débil cuando, además, los problemas políticos se acentuarán conforme pasen las semanas.
Barcelona-Pirineos no pasa de ser una estupenda iniciativa para promocionar el territorio y el reparto de pruebas bendecido por el COE será una tremenda campaña -muy posiblemente con dinero de todos- para dar a conocer las estaciones de esquí del Pirineo catalán. Dejar de lado a las estaciones invernales aragonesas de cualquier prueba de alpino, sin chauvinismos, es un disparate y un insulto. Es imposible dar la bendición desde Aragón a ese reparto, que solo tiene en Candanchú, con el biatlón y el fondo, su punto de referencia pirenaica, además del curling en Jaca.
Puestos a promocionar la marca Pirineos y a defender la cordillera como un territorio común, ojalá, se estructurara una candidatura donde tomaran parte de esta y de forma ecuánime estaciones de esquí de España, Francia y Andorra, y que los deportes de hielo no acabaran en las grandes ciudades lejos de los valles.