La SD Huesca no pasa por un buen momento. El empate ante el Extremadura volvió a sumergir al conjunto altoaragonés en un mar de dudas del que parece no salir a flote. Un partido en tablas en el que el Huesca recibió –de nuevo- dos goles en contra, de la misma manera que sucedió una jornada antes en Vallecas. Una hemorragia en la defensa azulgrana que conviene taponar cuanto antes.
El conjunto extremeño se adelantó en El Alcoraz y lo mejor del partido es que el Huesca supo reponerse y darle la vuelta a un resultado adverso. Las sensaciones, incluso antes del gol de Alegría, no fueron buenas y el Extremadura se llevó de Huesca un merecido punto. Un rival que le sacó los colores a los pupilos de Míchel y que endosó dos tantos que bien pudieron ser más.
Con todo ello, ya son 12 goles en contra en nueve partidos los que ha encajado el Huesca en lo que va de segunda vuelta. Si estos números se comparan con los de inicio de temporada, se atisba un cambio radical del bloque defensivo, pues los azulgranas tan solo encajaron cinco goles en las 10 primeras jornadas de la competición. En total, siete goles más y con un partido menos en comparación con la primera vuelta. Cuatro puntos de los últimos quince posibles.
Dudas en defensa
El baile en los laterales, tanto izquierdo como derecho, las dudas de Álvaro, los fallos de Josué Sá y los bandazos del equipo en cuanto a juego han hecho que los oscenses no dejen la portería a cero desde el 30 de noviembre, cuando vencieron en Alcorcón por cero goles a dos. Nada tiene que ver la fiabilidad defensiva que brillaba en las primeras citas del campeonato. Poco tiene que ver con aquel Huesca al que era complejo hacerle incluso cosquillas y que en varias ocasiones cerraba los partidos sin haber recibido ningún tiro entre los tres palos. Un equipo que ha visto cómo aparece una hemorragia en la defensa azulgrana que urge taponar.