2 de agosto de 2016, comienzo de la pretemporada 2016/17. Javi Jiménez, portero recién fichado del Elche y con un buen cartel, había firmado con la SD Huesca en busca de la titularidad azulgrana. Y no llegó a debutar con el conjunto oscense en competición oficial puesto que se rompió ese día, en un choque ante el Logroñés, tanto el ligamento cruzado anterior como el lateral izquierdo de su rodilla derecha. Nada más y nada menos que 2 ligamentos de la misma rodilla, que le apartarían de los terrenos de juego durante 7 meses según las primeras impresiones médicas, pero que no le permitieron entrar en una convocatoria hasta el 12 de mayo del año siguiente, más de 9 meses, 280 días después. Pese a ello, no llegó a sudar la camiseta de la SD Huesca en liga y quedó como un jugador inédito en la historia oscense.
Sin saberlo, el guardamenta fue el primero de una larga lista, que va creciendo temporada tras temporada a un ritmo destacadamente alto. Tan solo unos meses después, en un partido de Copa del Rey ante la UD Las Palmas, el veterano Nagore sufrió una lesión que acabaría por terminar con su carrera, aunque él en ese momento no lo supiera. La rotura de su ligamento cruzado solo fue el comienzo, puesto que después se vio obligado a volver a pasar por quirófano para que le rehiciesen el menisco. Tras semejante traspiés en su recuperación, finalizó contrato la pasada campaña y no fichó por ningún equipo tras no haber disputado ni un minuto de juego desde su lesión.
Tan solo cinco meses después, Kilian probó la misma medicina. Su ligamento cruzado anterior se rompió durante una sesión de entrenamiento en una acción fortuita. El extremo, que había jugado 6 partidos la misma temporada y estaba en una buena dinámica, se vio obligado a salir de los terrenos de juego hasta el 28 de enero del presente año, más de 270 días después.
Entre Nagore y Kilian, el exdelantero azulgrana Boris Cmiljanic se rompió el cruzado también. Tras media temporada cedido en el Atlético Levante, volvió al Huesca en el verano de la pasada campaña con una lesión que él mismo trató de ocultar, pero que posteriormente, fue diagnosticada por el club.
Por último, el más reciente en unirse a la lista fue Luisinho. En el partido ante el Atlético de Madrid, el portugués se convirtió en el quinto jugador que se rompía un ligamento de la rodilla en menos de 800 días, dejando un dato perturbador: a un jugador de la SD Huesca se le rompe el cruzado cada 157 días.
El mal de ojo no acaba en los cruzados
Los jugadores de la SD Huesca también han tenido que lidiar con lesiones complejas en las últimas temporadas. Destacan, entre otros, la rotura del menisco de Carlos Akapo, que le apartó de los terrenos de juego durante más de cuatro meses pese a que, teóricamente, la lesión solo le fuese a sacar de los terrenos de juego 7 u 8 semanas.
Como él, Ánder Bardají también se vio obligado a pasar por quirófano por una lesión en su hombro y tardó casi 250 días en volver a ser convocado para un partido. Sin embargo, el meta sí llegó a debutar con el conjunto altoaragonés, puesto que jugó íntegro el partido de Copa del Rey ante el Real Valladolid.