Zoe Hernández ha firmado este domingo su vinculación con Casademont Zaragoza en Liga Femenina Endesa. Hasta llegar a ello, a la joven zaragozana, nadie le ha regalado nada, lo explicamos con números y estadísticas.
La jugadora nacida en 2001 llevaba varios años alternando primer equipo y el Junior en Stadium Casablanca hasta que a finales de 2019 y en 2020 antes del parón por la pandemia, se ganó de pleno derecho su puesto en la plantilla de Liga Femenina Endesa.
Zoe, senior y junior
Después de unos años entrenando con el senior, en el primer año “post Lapeña”, seguía sin disponer de apenas minutos y se tomó la decisión de que jugara también con su equipo, con el junior. Sin duda, en la opinión del que escribe, un acierto de la directiva.
Así pues, Zoe alternaba ambos equipos jugando minutos cada fin de semana que era lo que necesitaba sí o sí. A la vez, esperaba la oportunidad con el primer equipo.
No jugó apenas ese año, pero se empezaba a sembrar la semilla del futuro. Una semilla que Hernández regó cada día de verano con mucho trabajo individual junto a Irene Lahuerta e Isaac Caseras, por entonces preparador físico de Mann Filter y actual de Casademont Zaragoza en Liga Endesa.
Nada detiene a Zoe
La zaragozana se quedó fuera de la selección ese verano tras muchos años dentro de las categorías inferiores. Sin embargo, esto lejos de desmotivarla, le dio más fuerza y llegaba mejor que nunca a la temporada. Una lesión muscular la alejó la pretemporada y el Open Day, pero eso no la iba a frenar ni mucho menos.
Vega Gimeno ya nos había avisado al término de la anterior campaña antes de los PlayOff: “Ha pasado de ser una junior a una senior de todo merecimiento”.
Pasaban los encuentros y Zoe no superaba los cinco minutos por partido mientras estuviera toda la plantilla disponible, pero ella aguardaba trabajando en silencio su oportunidad y llegó. Primero Simon y luego Dillard tuvieron problemas en forma de lesiones. Zoe entró en rotación en su lugar y demostró lo que veníamos avisando: que era y es un talento especial con una inteligencia para jugar a este deporte fuera de toda duda. Además, demostraba ser una tiradora excelsa desde las esquinas.
Un dato: salvo el partido de regreso de Dillard, con ella y Simon en rotación, Hernández no alcanzó los diez minutos de juego en toda la primera mitad. Sin Cierra, excepto en Valencia que jugó 9:58, en todos los encuentros superaba los 10 minutos y en ocasiones con amplio margen.
Una tendencia que cambió en los tres primeros encuentros de la segunda vuelta. Sin embargo, Dillard fue cortada, llegó Pao Ferrari y la tendencia fue la de los primeros encuentros, pero duró poco: Zoe a base de esfuerzo, trabajo y aprovechar los minutos fue convenciendo y jugando más a excepción del último encuentro en Zamora que con dos prórrogas, solo disputó tres minutos y 26 segundos.
Ese fue el último encuentro de la temporada ya que la COVID-19 puso freno a todo el deporte del planeta y todo el baloncesto FEB semanas después, fue suspendido definitivamente.
Zoe tenía más opciones
Ahora, más de tres meses después, la joven jugadora aragonesa que había sido tentada por otros equipos de Liga Femenina Endesa merced a su gran temporada y su talento, se enrola en las filas de Casademont Zaragoza. En palabras del director deportivo, Pep Cargol, para “ser referencia de la Generación Z femenina”.
A Zoe nadie le ha regalado nada y se ha ganando a base de esfuerzo, trabajo, constancia y aprovechar las oportunidades su hueco. El poder jugar de rojo la próxima campaña es una recompensa muy merecida a su año. El diamante verde ahora será rubí en las manos de Carlos Iglesias y desde aquí, lo celebramos.