ZARAGOZA | El futuro del Real Zaragoza pudo cambiar el 4 de junio de 2024, en una reunión de la que no se sabe demasiado. En los medios más cercanos a la información- Aragón Deporte, Heraldo de Aragón y El Periódico de Aragón- ha trascendido que Víctor Fernández tuvo con la propiedad el encuentro que buscaba. La cumbre sirvió para estrechar posturas, para diseñar la estrategia del club en el inicio del verano y para mover las primeras piezas del mercado.
Según la versión más próxima a la reunión, la sintonía entre las partes fue total. Intervinieron Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero como responsables del área deportiva y Mariano Aguilar y Emilio Cruz como representantes del consejo y de la propiedad. Víctor Fernández, ratificado ya como la primera piedra de la próxima temporada, conoció de primera mano la voluntad y la ambición del proyecto. “Estoy muy ilusionado, creo que todo va a salir muy bien”, había dicho unos días antes.
La salida de Sanllehí y una cumbre en Madrid
En los días anteriores a esa declaración se habían producido los primeros contactos entre Víctor Fernández y los representantes de la propiedad, que se emplazaron a una reunión más profunda. Y en las horas previas a ese encuentro se había hecho pública también la salida de Raúl Sanllehí. En un largo escrito, el director general argumentaba que el motivo fundamental de su marcha se debía al “desgaste” y a la suma de algunas decepciones deportivas: “Somos un equipo de fútbol y esto va de ganar partidos. Somos el Real Zaragoza y esto va de ascender”. Unas 10 horas después del último partido y con poco más de dos horas de margen sobre el comunicado de Sanllehí, tuvo lugar en Madrid un encuentro estratégico.
Si la reunión se había iniciado al filo del mediodía, Juan Carlos Cordero se incorporó más tarde, en las primeras horas de la tarde. Al director deportivo le acechaban desde hace tiempo algunas sospechas. El rumor de su posible salida tomó fuerza en el último mes de competición y nunca se sabrá exactamente qué motivó ese giro en el relato. La información más aceptada es que el club apostó por una sinergia entre Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero en el diseño de la plantilla. La mezcla tiene un motivo argumental: la intuición del técnico para detectar el talento y el conocimiento del mercado de Cordero.
Según se ha escrito, la complicidad entre todos fue especial y el éxito de la cumbre dejó una primera jugada maestra. El club diseñó un acercamiento clave: la intención de lograr el regreso de Ander Herrera.
Sombras y sospechas
La versión “oficial” de la historia llega hasta ese lugar, pero un análisis concreto de los acontecimientos descubre algunas incógnitas. Mariano Aguilar y Emilio Cruz estuvieron presentes en el último partido de la temporada en La Romareda. La reunión se produjo unas 12 horas más tarde en Madrid y cuesta entender los motivos de esa localización. ¿Qué sentido tiene forzar un encuentro en Madrid entre cuatro personas que ya estaban la noche anterior en Zaragoza?
Las cábalas que le siguen a esa pregunta son variadas y admiten algunas otras. Quizá se buscaba discreción o evitar filtraciones que no se pudieran controlar. ¿Pudo el encuentro entre esas cuatro personas admitir también a algunas más? ¿Era exactamente eso lo que el Zaragoza quería evitar que se supiera?
La propiedad está en un marco algo confuso y compuesto por un jeroglífico de personas y sociedades. No resulta extraño pensar que más intérpretes pudieron participar en la conversación. Otra suposición admite algunos créditos. Mariano Aguilar y Emilio Cruz, presentes en la logística del día a día del Real Zaragoza, pertenecen al ala más atlética de la propiedad. ¿Pudo intervenir algún representante más del club rojiblanco? ¿Conocieron Víctor Fernández y Juan Carlos Cordero el nombre del nuevo director general? ¿Presentaron alguno de los dos un intérprete de su confianza para el organigrama deportivo?
La cumbre del pasado lunes parece ya el inicio de una nueva temporada, la primera piedra del proyecto y el principio de una nueva organización. Pero esa reunión, vestida hoy de luces, admite también algunas sombras, mil preguntas y otras sospechas.