ZARAGOZA | “Este es el año”. Quizás esta frase ha sido la más repetida por los zaragocistas durante las doce temporadas en las que el club ha estado vagando por la segunda categoría del fútbol español. Estas 4 palabras retumban en las cabezas de los aficionados de Real Zaragoza durante los meses de verano. Sin embargo, cuando llega el invierno, el cierzo ya se las ha llevado. El paso del tiempo, los resultados y las muy variadas -y en ocasiones absurdas- circunstancias que incumben al club convierten este tópico en un “otra temporada desperdiciada, a ver si el próximo año va mejor”.
La realidad es que muchos de los forofos del Real Zaragoza están comenzando a experimentar este cambio en los niveles de optimismo. Se confeccionó una plantilla renovada y aparentemente competitiva, se realizó una notable pretemporada y un inicio perfecto. La ilusión se hizo dueña de las mentes zaragocistas, aunque en tan solo un par de meses se desvaneció debido al inicio de una nefasta dinámica que se llevaría por delante todo anhelo de felicidad. Para muchos es ya una temporada más, un año en el que no se consigue nada reseñable.
“Zaragoza nunca se rinde”. Estas 4 palabras también han sido repetidas en bucle durante toda la historia del club. Y no es para menos, pues estas 4 palabras llevan detrás triunfos, hazañas y remontadas, periodos buenos y no tan buenos, gloria, nobleza y valor. Si algo ha demostrado el Real Zaragoza es la capacidad para darle la vuelta a esa expresión que dice que las segundas partes nunca fueron buenas. Con Marcelino en 2009 y con Natxo González en 2018, el Real Zaragoza realizó una segunda vuelta histórica, aunque con desenlaces distintos. Esto sirve para explicar que no todo está perdido. Todavía quedan motivos para aferrarse a un hilo de esperanza que lleve a la ciudad de Zaragoza a Primera División. Una Primera División que ahora parece muy lejana, pero que cada año que pasa está un poquito más cerca.