Ha tardado pero ha llegado. El bache que muchos anunciaban nos acaba de llegar y no viene solo. Lo hace, además, acompañado de otras desgracias en forma de bajas de jugadores que han sido fundamentales. A veces es importante pararse y pensar. Mirar alrededor y ver qué es lo que vemos. Mírense bien ustedes, son los mismos, con algo menos de frescura y confianza, pero los mismos. El aficionado sigue creyendo: ¿por qué ustedes van a ser menos?
Si algo tienen los grandes equipos -y este Huesca lo es- es que saben superar las adversidades. Ahora que todo se ve negro, que el equipo ha perdido la confianza, que parece que nos hemos desconectado, que además hemos cosechado dos derrotas consecutivas y curiosamente en casa, es cuando el conjunto debe demostrar la pasta de la cual está hecho.
Anquela y ustedes deben de autoconvencerse de que son mejor equipo del que ha despertado en este 2017. Si el pasado determina lo que somos hoy, deben echar la vista atrás y volver a interiorizar esa serie de automatismos que los convirtieron en una escuadra respetada. Que el líder destacado de la categoría cambie su forma de jugar en su visita a El Alcoraz no es porque sí. Es porque antes hubo un equipo que generó tantas dudas a los rivales que lo convirtió en temible. Pero lejos de vanagloriarnos con ello -pues vivir de rentas en el fútbol es pecado mortal-, debe servir para sentarnos, recapacitar y desde la tranquilidad que tiene este entorno, volver a crecer.
Si este Huesca era un buen conjunto antes de Navidad, ahora, y tras las nuevas idas y venidas, es mejor –tiempo al tiempo-. Pero si alguien tiene un reto bonito ante sí ese es Juan Antonio Anquela. Cuando los equipos bajan algo su nivel, pero los recursos en lugar de disminuir aumentan, es allí donde la mano del entrenador adquiere toda su importancia. Gestionar un grupo de 12-13 futbolistas es muy fácil, pues la aritmética te deja pocas opciones para la improvisación, pero cuando uno dispone de 15-16 futbolistas de un gran nivel, es entonces cuando la experiencia, los conocimientos y la calidad juegan un papel fundamental. Si disponer de una amplia plantilla es el sueño de todo entrenador –al menos eso dicen todos- pues, señor Anquela, tiene usted un diamante entre manos, púlalo como sabe, su suerte será la nuestra. Desde la humildad, sin presión y con una buena dosis de compromiso, los buenos resultados llegarán.
Y como porque al final los protagonistas de esto son los futbolistas, les diré: que este club fue generoso con ustedes, les brindó una bonita Nochebuena y Navidad, incluso una bonita Nochevieja. Sean honestos con quien les ofreció lo que ustedes en el campo -justo es decirlo- se ganaron, pero no olviden una cosa: en otros sitios no fueron tan generosos y también se lo merecían. Es momento para trabajar, para desde el orgullo sacar la campaña adelante y permítanme que les recuerde que esas 3.000 almas que el sábado acudieron a El Alcoraz, confían mucho en ustedes. Solo les queda una cosa por hacer: confíen en ustedes mismos; si no, será todo más difícil.
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