La incontestable victoria del Huesca sobre el Deportivo por 3 a 1 claramente va para usted: para usted que afrontó con resignación el merecido descenso de categoría y no se quejó, sólo se dejó las manos aplaudiendo y soñando aunque sabía que era imposible. Va para usted que soportó estoicamente el insoportable mes de junio, porque por dos o tres días, Huesca salió más en los medios que Madrid y Barcelona juntos, que ya es decir, y además para nada bueno. Para usted que a pesar de que los días pasaron y el cielo se fue aclarando, no se quitó hasta bien entrado julio el susto del cuerpo.
Va para usted que no dudó ni por un segundo en renovar su abono, dándole igual la categoría, dándole igual las murmuraciones y dándole igual la plantilla que por aquel entonces era casi inexistente. Va para usted que tuvo la inmensa suerte de ser abonado nuevo. Va para todos esos que no lo han podido ser, pero que han demostrado un amor grande por este club al que nunca han dado la espalda.
Va por usted que vio como los jugadores tardaban en llegar, se impacientó ligeramente, y mediado agosto olvidó sus recelos. Va por usted, en los que me van a disculpar que me incluya, que pensó que el equipo estaba de lujo del medio campo hacia adelante, pero que le costaba entender que empezado el campeonato el Huesca tuviera una necesidad imperiosa de centrales, que no es un puesto cualquiera. Y a pesar de eso, no me negarán que no es curioso que a pesar de la falta de efectivos en esa zona, el Huesca sólo haya encajado un gol; las cosas que tiene el fútbol.
Va para esos que no quisieron venir porque pensaron que había carta blanca para pedir un dineral, ya fuera por ficha o por traspaso. Va por esos intoxicadores que viven del revuelo, el rumor no contrastado y la corriente a favor, para escribir basura tóxica publicable a cualquier precio. Va para todos esos que se creyeron esa basura y se frotaron las manos con una mentira.
Va para Michel, que ha imprimido su sello a un equipo que de momento no le ha fallado. Y aunque sabe que queda una barbaridad, la carta de presentación para los aficionados y para los rivales es bien significativa.
Finalmente, va para Carlos Luna: un tipo de los que no abundan en Huesca, azulgrana pero sobretodo oscense. La música lo llevó hacia otra parte donde nunca queremos ver a nadie, pero nos deja un ejemplo de trabajo, de esfuerzo, y de creatividad. Todo un ejemplo fraguado en la sombra y sin querer ser protagonista. El gran partido que el Huesca jugó el domingo es para usted: ¡disfrútelo!