ZARAGOZA | El Real Zaragoza recurre a Víctor Fernández y casi no importa cuando leas esto. Perdió el tiempo Juan Carlos Cordero con Velázquez, estiró el chicle y aplazó su destitución más de lo que debía hacerlo. Siguió una fórmula similar a la que eligió Sanllehí con Escribá.
Ahora, cuando fallan las tres partes más visibles de esta historia, el Real Zaragoza recurre al mejor de los nuestros, a un técnico capaz de aglutinarlo todo. Siempre fue mucho más que un entrenador y a él se le otorga hoy el valor de un salvavidas. Se le mirará como un técnico total y sus límites se extienden también a la dirección deportiva y la confección de la plantilla. Tras la reunión de esta tarde, solo faltan cuadrar los tiempos y las formas para cerrar su regreso. Las horas juegan a su favor y cada minuto que pasa le otorga mayor poder de decisión en un nuevo organigrama.
La historia de Víctor Fernández y el Real Zaragoza es la de un eterno regreso. Quizá porque cuando Víctor se va, nunca se va del todo. Su primer paso en La Romareda fue en junio de 1991, en una promoción ante el Murcia. Logró salvar la categoría y proyectar un equipo campeón, cuando cuatro años después Nayim marcó el gol de Las mil y una noches.
Su primer regreso llegó en 2006, en el proyecto más faraónico que se recuerda en La Romareda. En aquel punto de la historia, el equipo logró reunir a una atractiva colección de nombres. Fue capaz de someter a los grandes en su estadio, de lograr victorias inolvidables, de soñar con repetir los éxitos de su primer ciclo. El episodio se truncó más tarde: el club vivió por encima de sus posibilidades y Víctor fue cesado antes de tiempo. Duele recordar como acabó aquella historia.
En 2018, el Real Zaragoza volvió a necesitarlo. El club estaba al borde de la quiebra deportiva y Víctor cambió la mirada desde la primera rueda de prensa. Muchos pensaron que aquel desafío no podía aportarle nada positivo, pero Víctor se dejó llevar por la vía que guía sus decisiones: una lealtad inquebrantable al Real Zaragoza, un corazón que a menudo le vence a su cabeza. Salvó al equipo de su vida y proyectó al grupo más cercano al ascenso que hemos visto en la década. La pandemia cortó las alas de ese vuelo, agotó a Víctor a su regreso, que se vació hasta anunciar su despedida en 2020.
Conviene revisar hoy aquella última rueda de prensa. Su último anuncio fue una premonición: “Yo siempre estaré para lo que el Real Zaragoza me necesite”. Y el club de su vida volvió a llamarle, necesitado, vencido ya en el fútbol y en el ánimo. Víctor Fernández acude, de nuevo, al rescate. Con la intención de cerrar un círculo que parece siempre interminable. El vínculo del entrenador y el Real Zaragoza admite otro capítulo, en una historia que dura ya para siempre.