ZARAGOZA | Víctor Fernández espera un partido especial en La Romareda, marcado por condicionantes como el césped y algunas de las ausencias. Tendrá Kosa su primera oportunidad en el once, la ocasión de reemplazar a Lluís López en el centro de la zaga. Bernardo Vital nunca pareció un debutante y tendrá que ser un maestro para Kosa. La solución del técnico pareció tibia: gano tener grandes expectativas con un recién lledo. Atento, enfocado, pero sin periodo de transición, quizá el técnico teme los riesgos de su adaptación.
En la mañana del jueves, Víctor Fernández pareció picajoso, molesto por las preguntas de la jornada anterior sobre Mario Soberón. Según el técnico, el delantero “dio una lección de maestría” y evitó la confrontación: “no metió mierda” sobre sus decisiones. Su suplencia en El Molinón sorprendió a propios y extraños, pero nadie duda de la voluntad del técnico: “Lo dejé en el banquillo por la misma razón por la que le pongo de titular: porque creo que nos puede ayudar a ganar”.
El césped no estará en las mejores condiciones, afirmó Víctor con resignación. Espera eso sí, una jornada festiva, una Romareda llena de color. Lo necesitará el Zaragoza ante uno de los equipos más atractivos de la categoría. En la línea de tres cuartos, Íñigo Vicente marca la pauta, mientras Andrés Martín llenan de goles y de desmarques los registros. El técnico cree que la formula para ganar es evitar desconexiones como la que siguió al Molinón y un comportamiento pleno y colectivo.
Enfrente estará el Racing de Santander, un “equipo preparado y ambicioso, que nos va a exigir mucho”. El técnico espera un duelo lleno de batallas, emocionante, marcado por el fútbol ofensivo y la voluntad de mandar. Víctor Fernández apeló al valor de La Romareda en una de sus respuestas: “Tenemos que hacer valer el factor campo. Estoy convencido de que el equipo está preparado para enfrentarse a cualquier rival”.
“Tenemos que hacer valer el factor campo”, porque ni nos acordamos ya del año que el Zaragoza ganó por última vez en sus fiestas patronales, como si jugáramos siempre con resaca.