ZARAGOZA | El último partido en La Romareda fue una fiesta. No podemos decir que fue una fiesta total porque una desafortunada acción enmudeció a todo el estadio durante unos instantes. La lesión de Raúl Guti en su vuelta a casa empañó una de las mejores victorias del curso que vuelve a instaurar en el aura zaragocista un ambiente de ilusión con las miras puestas en asaltar Ipurúa y por consiguiente también -casi- los puestos de playoff. Uno de los protagonistas de los últimos meses y por supuesto del encuentro fue Víctor Mollejo.
El canterano del Atlético de Madrid llegó cedido este verano por parte del club madrileño tras un primer año en la capital aragonesa que dejó buenas sensaciones pero tampoco maravilló. Tras firmar varios futbolistas de nivel sobre el papel, Mollejo empezó la temporada partiendo desde el banquillo adoptando un rol de revulsivo. Poco a poco, con trabajo y resultados, el ’20’ zaragocista supo aprovechar las oportunidades que le abrieron las lesiones y actualmente goza del privilegio de ser titular.
Con las bajas de Iván Azón y Sinan Bakis y Sergi Enrich rindiendo peor de lo esperado -al menos en cuanto a números-, el español vio cómo debía reconvertirse en el punta titular del equipo junto a Maikel Mesa. A pesar de ser una posición diferente a la que ha jugado durante su carrera, Mollejo se adaptó de manera satisfactoria y consiguió anotar goles importantes. Una posición a la que dio continuidad Julio Velázquez y que ha cambiado en los últimos choques tras la recuperación del ‘9’ del equipo aragonés y la lesión de Germán Valera -ya recuperado- ante la UD Levante.
El técnico salamantino en el partido ante el FC Andorra decidió alinearlo como carrilero izquierdo, una posición desconocida para él. Encadena ya tres jornadas en esa demarcación y sus actuaciones están ayudando sobremanera a su equipo en el que está teniendo un peso específico en el devenir del mismo. Mollejo, que encarna lo que exige Velázquez a sus futbolistas, parece ser la extensión del entrenador del Real Zaragoza sobre el campo. Su trabajo, su intensidad, su entrega, su esfuerzo y su ilusión le conducen inexorablemente a realizar actuaciones destacadas y a volar en el carril izquierdo.