ZARAGOZA | Cuando hablamos de algo hecho a medida, nos referimos a la meticulosa artesanía que implica la creación de algo único y exclusivo, algo diseñado para adaptarse perfectamente a sus circunstancias específicas. En el mundo del fútbol, este concepto cobra vida a través de jugadores que, como hábiles sastres, cuentan con habilidades o talentos únicos que los distinguen en el campo de juego y cobran una especial relevancia en los esquemas de su equipo. En este caso, el modelo es el Real Zaragoza de Julio Velázquez y el traje, Víctor Mollejo.
El técnico salamantino del Real Zaragoza llegó con la misión de romper la dinámica tan negativa que arrastraban los aragoneses allá por el mes de noviembre y en cierto modo, lo ha conseguido. A pesar de no haber cosechado todas las victorias que se hubieran deseado hasta el momento, el conjunto blanquillo se ha convertido en un bloque muy difícil de vencer -solo una derrota en siete encuentros- y con la sensación de que la mala suerte y otros factores difícilmente controlables han privado de sumar algún punto más como en los partidos ante el RCD Espanyol, SD Amorebieta o UD Levante.
Muchísimas alternativas y caminos -tantas como maneras de jugar al fútbol- existían para revertir la situación; pero Julio Velázquez desde la segunda semana lo tuvo claro cómo hacerlo. El ex de Fortuna Sittard o Deportivo Alavés entre otros, optó por una defensa con tres centrales y un grupo que creciera desde la solidez defensiva que, sin duda, había perdido. Además de ello, el entrenador zaragocista ha conseguido confeccionar una brigada de futbolistas incómoda en muchos momentos: sus jugadores son intensos, serios y trabajadores.
Como hemos nombrado al principio del artículo, Víctor Mollejo parece la extensión de Velázquez en el campo, pues es un futbolista que encarna todas estas virtudes que el salamantino quiere que sean las señas de identidad de su equipo. El mejor redimiento del canterano del Atlético de Madrid ha llegado de la mano de Velázquez, con quien ha destapado una faceta más goleadora o con quien incluso ha cumplido con creces como carrilero izquierdo. A pesar de no llegar con el cartel de titular, el esfuerzo, las ganas, la competitividad y el acierto de Mollejo le han consolidado como uno de los jugadores característicos y fijos de este nuevo Real Zaragoza.