“Se ha acabado esta etapa”. Así de clarividente empezaba su comparecencia de esta mañana Víctor Fernández, en la que confirmaba oficialmente su marcha del banquillo del Real Zaragoza. De esta manera, cierra su tercera etapa el entrenador más exitoso en la historia del club y una leyenda viva del zaragocismo.
Víctor afirma sentirse “agotado y vaciado“, en una temporada casi interminable, que ha tenido de todo, con un final extremadamente cruel. “Es necesario un nuevo rumbo en la política deportiva con la intención de lograr el ansiado ascenso”, suspira.
Goteo de fatalidades
El zaragozano ha lamentado el “goteo permanente diario de fatalidades” que ha acompañado a la temporada. Ahí se pueden incluir, aunque no lo haya mencionado, a las suspensiones ante Fuenlabrada, Sporting y Mirandés, los problemas médicos de Dwamena o Etinoff o las múltiples lesiones. Con voz entrecortada, se le ha notado claramente afectado por no lograr el ascenso.
Y por si esto fuera poco, “la pandemia nos ha neutralizado y superado”. “Es indemostrable, pero estoy convencido de que sin la pandemia, hace semanas que estaríamos en Primera División“, afirma. Además, recuerda que el Real Zaragoza llegó a la situación límite -el Play Off- sin su principal arma: Luis Suárez.
Decisión muy meditada
La decisión de no continuar es muy meditada en cualquier caso y ya fue avisada al director deportivo, Arentegui, y al director general, Cuartero, antes de la pandemia. “Desde hace meses tenía asumido que iba a ser mi última temporada. Me he implicado muchísimo por este proyecto, he trabajado como todos los jugadores las 24 horas”, resume el complicado año.
Fernández también ha recordado que su idea era estar solo media temporada para salvar al Real Zaragoza en 2019 del descenso a Segunda B. Finalmente, le convencieron para seguir otra temporada más. “Siempre voy a estar al lado del Zaragoza en otro escenario, a disposición de lo que me requieran. Lamento no haber conseguido el objetivo”, concluye.