Vuelta de la liga tras el parón de selecciones, y casi sin tiempo para acomodarse en el sillón llega el turno de la SD Huesca.
Arma de doble filo, esa de inaugurar la jornada. Tener la posibilidad de meter presión ganando y reivindicarse como un equipo vivo que quiere pelear hasta el final o por contra no hacerlo y ver incrementada la diferencia con respecto a sus rivales más directos viendo así reducido ostensiblemente su margen de maniobra.
Al igual que tras el partido frente al Celta en el que se encajaron 4 goles todos vimos un cielo muy negro lleno de nubarrones, hoy parece empezar a entreverse la luz del sol.
Alguien me dijo tras ese partido que un equipo que quiere salvarse tiene que ganar muchos partidos 1-0. Pues bien, hoy no ha sido 1-0, sino 2-0. Y junto al partido anterior, ya son dos jornadas consecutivas sin encajar. Caminamos por la senda correcta.
Llegamos a la fase decisiva con buenas sensaciones, las arrojadas tras el partido de hoy. Un equipo sacrificado, ordenado solidario, y que sabía como quería hacer daño al rival. Que ha sabido sobreponerse a dos bajas muy importantes (Maffeo, ¿Por qué no has protestado para que te sacasen la quinta?) y con actuaciones muy destacables en los duelos.
Aunque todos lo van a ser, dos partidos decisivos en el horizonte. Probablemente habrá que repetir muchas de las cosas que hoy se han hecho bien, y sumar alguna que otra más.
Una jornada menos por disputar, tres puntos menos por conseguir.