“Vamos a ver a un equipo con ganas y me gustaría ver a mi equipo con más ganas”. El entrecomillado es de Xisco Muñoz. Lo acaba de plasmar en la rueda de prensa al referirse al Sporting, que visita este sábado El Alcoraz. Y en el banquillo del histórico club asturiano, Abelardo. Anclado en tierra de nadie para el aficionado, el técnico del Huesca busca los argumentos para mantener tensado al grupo y ha hecho guiños a la parroquia local para que mañana esté en las gradas dando calor al equipo.
Puestos a buscar retos, el primero tiene como objetivo acabar la temporada lo más arroba posible en la clasificación. El objetivo es ser top-10. Esa es la principal misión que tiene el cuerpo técnico de Xisco y que inocula a su tropa. Para ello, mantener el estadio propio sin derrota es fundamental. Lleva cuatro meses buenos y quiere prolongar esa dinámica.
Xisco Muñoz ha dibujado a un rival con futbolistas que saben de qué va esto, que abrigaron la esperanza durante muchas jornadas de volver a Primera mandando en la tabla y que luego se cayeron de la zona noble. Pese a todo avisa que será un partido “complejo y duro” que con la llegada de Abelardo a su banquillo implica que es un equipo “herido” y eso “siempre es peligroso”.