Ese es el sueño de todos los seguidores de Peñas Huesca ¿y por qué no?, y es que quien nos dice a día de hoy que no podemos ganar la final de los playoffs de LEB Oro donde en ilusión desde luego no nos gana Melilla, al igual que quien nos dice que no podemos subir a ACB por imposible que parezca, porque a veces los sueños se hacen realidad, y de momento llevamos dos eliminatorias con todo en contra que hemos pasado y hecho realidad, así que ¿por qué no seguir soñando?
Melilla tiene 7 ex ACB en sus filas como Josep Franch, Eduardo Hernández-Sonseca, Marcos Suka-Umu, Pablo Almazán, Héctor Manzano, Jorge Sanz y Asier Zengotitabengoa acompañados de otros 3 jugadores como Edu Gatell, Brandon Edwards y Eloy Almanzán que cualquier equipo LEB Oro los querría en sus filas, pero ¿qué más dará?, el carácter y las ganas que ponen los jugadores oscenses, leones verdes como ellos mismos se denominan, sobre la pista tanto en ataque como en defensa puede hacer caer cualquier torre.
Y es que en el equipo a pesar de que solamente Goran Huskic sabe lo que es jugar en ACB, tenemos en él un jugador que está siendo la revelación del campeonato llamando con fuerza de nuevo a la ACB, una dupla de bases con Christian Díaz que ya sabe lo que es ascender teniendo un papel importante en Ourense y con una muñeca en momentos calientes que se lleva a cualquier rival por delante, y Aegir Steinarsson internacional con su país que vuelve loco a cualquier base con su intensidad y velocidad que busca un gran escaparate en Huesca para crecer como jugador algo que está consiguiendo, sumando a ellos al capitán Jorge Lafuente que es todo corazón y uno de los mejores defensores de la liga además de cada vez más atrevido en ataque, Joan Pardina que es un asesino silencioso que ha llamado la atención de toda la liga con su impresionante forma de jugar, Kris Davis que se ha curtido como defensor pegajoso y ha conseguido en la post-temporada un juego ofensivo de muchos kilates con sus penetraciones a canasta y su lanzamiento exterior con buenos porcentajes, Guille Colom que ha encontrado su sitio en estos playoffs y ha dejado atrás los miedos para convertirse en importante en la rotación y en el ataque peñista, Daniel Bordignon con quien Baskonia se está frotando las manos viéndole como una nueva perla del club que se pega con cualquier jugador por muchos años más veterano que sea y en ataque da opciones desde cualquier lado del campo con sangre fría, Gabas Maldunas que desde la sombra saca su iman en los rebotes para dar canastas bajo el aro que dan la vida al equipo con su gran posicionamiento en el campo, y Marcos Portález que en sus minutos es todo entrega y lucha en la zona, y lo que es más importante, con mucha hambre de victoria en estos playoffs y en esta final que les llenan a todos de casta y carácter para luchar por el escudo de Peñas Huesca, razón por la que se autodenominan “Leones verdes“.
Todo ello capitaneado por un maestro de los banquillos como Quim Costa, a quien nadie le gana en las peleas tácticas, acompañado de un Carlos Lanau que siempre están encima de los jugadores, consiguiendo que Peñas Huesca sea un equipo, más allá de las individualidades en las que se basa en mucha parte del partido Melilla.
Con todo esto y la pasión de una ciudad por su equipo me surge la pregunta ¿y por qué no?, yo al menos creo, y sea cual sea el resultado, estaré orgulloso de mi equipo, de los #LeonesVerdes.
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Sí, señor, así me gusta.
Estoy totalmente de acuerdo, hay que soñar con el máximo. La dinámica que llevamos, con estos leones hambrientos y entregados, guiados por el sabio de la banqueta, empujados por unos miles de aficionados que están absolutamente entregados nos permite aspirar a todo.
Y como dice Quim Costa, a por el primer partido con todas las de la ley, enchufados y concienciado de que podemos y la ambición bien entendida no tiene límites.
Es un momento histórico, de los que se presentan pocas veces, y hay que aprovecharlo.
Confiemos en nuestras posibilidades, el pequeño se come al grande y cuento acabado.
Hay que luchar, sufrir, dejarse el alma y la sangre, porque en ello nos va un nuevo futuro, esperanzador y digno de ser vivido.