Realizar análisis futbolísticos sobre el Real Zaragoza se hace con el paso de las semanas cada vez más complejo. El espacio para la calma, el sosiego y la mirada fría y detallada acaba arrinconado por la continua frustración con la que el seguidor apaga el televisor en el minuto 90 de partido.
El Real Zaragoza-Rayo Vallecano se vivió en una tarde gélida no solo por la climatología sino por el terremoto que vivía el mundo tras el fallecimiento de Diego Armando Maradona. Aquel potrero eterno que llegó a disputar dos encuentros en la Romareda. Fueron tiempos mejores. Visto con perspectiva cualquier tiempo fue mejor que el actual.
Iván Martínez claudicó el rombo para formar un 4-3-3 bien estudiado en su libreto táctico. En el juvenil era habitual verle también con este sistema. Una vez más la primera parte del Real Zaragoza, sin enamorar ni convencer a nadie, fue deportivamente digna. Mayor solidez desde la aparición de Jair Amador e intenciones más frescas con Narváez, Vuckic, Zanimacchia o Francho instalándose en el once titular.
El Real Zaragoza volvió a ser remontado
El 1-0 volvía a poner al Real Zaragoza en una falsa comodidad. “A partir de ahora la presión la tienen ellos. Nosotros jugamos en ventaja”. Nada más lejos de la realidad. El cuadro aragonés ha sido remontado ya en los tres últimos partidos, y ayer en el inicio de la segunda mitad ya se sentía que ese partido lo iba a ganar el Rayo Vallecano.
El Real Zaragoza replegó filas, se encerró atrás, no cometió ningún riesgo con balón y le cedió a uno de los mejores ataques posicionales de la Liga 70 metros de campo. Se sentía miedo. Miedo al error, miedo a volver a fallar. Un equipo sin confianza, sin carácter. Las cosas acabaron cayendo por su propio peso.
Mejoría a balón parado
El equipo evolucionó en ciertos aspectos. Defendió con una atención primordial la pelota parada. Los 10 jugadores blanquillos en área propia, con especial atención al primer palo para evitar ceder goles como en jornadas atrás. Vuckic y Eguaras despejaron todas esas acciones en las que el Rayo lógicamente buscaba el tan dañino primer palo.
Además se volvió a ver la buena versión de Francho Serrano. Un talento en crecimiento que ahora mismo supone el único anhelo de ilusión para la ciudad del viento. Zanimacchia, pasado de revoluciones habitualmente, parece haber encontrado confianza con Iván Martínez. Le regala velocidad y esfuerzo a un equipo falto en ocasiones de ambas.
Pero todos estos pequeños brotes se quedan en anécdotas cuando el árbitro pita el final del encuentro. El Real Zaragoza encadena diez encuentros sin ganar. 4 derrotas seguidas. Es peor equipo deportivamente hablando de la tabla y el peor inicio de temporada de la historia numéricamente hablando de un club con más de 85 años de solera. Semanas difíciles, y que tristemente parece que no se van a arreglar a corto plazo.