ZARAGOZA | Fernando Zorrilla tenía ganas de probar en primera persona el Triatlón de Media Distancia de Zarauz y ha vuelto de la localidad costera enganchado a un ambiente espectacular, con la tercera plaza conseguida en un día durísimo y con la seguridad de que volverá. Quiere tener esa txapela con la que se corona al mejor de una trilogía deportiva, siempre dura, pero cuando la mar está picada y la lluvia aparece como solo aparece en el País Vasco, todo torna en épico.
La travesía de tres kilómetros a nado entre Guetaria y Zarauz le sacó de su zona de confort. No era para menos. Toco nadar peleando contra la corriente “y eso me genera siempre intranquilidad porque no estoy acostumbrado a ello”, señala el tres veces campeón de España en este deporte. Salió del agua con 1m50s de diferencia sobre los primeros y tocó el segmento de la bici. Simplemente, espectacular. “Te sientes como si estuvieras en el Tour de Francia. Pasas por un pasillo de aficionados que llevan dos horas esperándote bajo la lluvia. El ambiente es impresionante. No lo hay en otra carrera”, explica el triatleta.
Y el recorrido de 80 kilómetros era exigente y peligroso. El agua jugó a la contra. Tocaba recortar tiempos, mantener la distancia con los perseguidores y controlar la bici arriesgando al máximo. “Llovió todo y sobre un trazado sinuoso, con bajadas muy técnicas, había que controlar mucho“, recuerda Zorrilla. Hubo muchas caídas y triatletas que decidieron bajarse de la bici en algún tramo para garantizar su seguridad. Para no descolgarse de quienes mejor pedalean le tocó arriesgar en las bajadas… y sufrir cuando la carretera picaba hacia arriba. Especialmente cuando tocó afrontar el Muro de San Blas, de por sí un infierno; con el piso mojado, más.
Tras los 80 kilómetros sobre la bici hubo cambio de segmento; 20 kilómetros a la carrera. Allí tocó tirar de cabeza por encima de corazón. Consciente de que era imposible coger a Antonio Benito y Carlos Oliver, primero y segundo, respectivamente, y con distancia más que prudencial respecto a sus perseguidores “me dejé llevar”, señala Zorrilla. Entró en meta en tercera posición y lo celebró con chuletón, cocochas y pulpo. El esfuerzo bien que mereció la pena.