ZARAGOZA| Akim Zedadka llegó sobre la bocina del mercado invernal como un fichaje ‘Made in Cordero’. El lateral argelino recaló en la capital del Ebro tras un curso sin apenas minutos en Francia, país predilecto del director deportivo zaragocista a la hora de acometer fichajes. En las últimas horas de mercado, Zedadka cerró por completo un carril derecho cada vez más ofensivo formado por Fran Gámez y por un Borge que no termina de tener continuidad debido a los recurrentes problemas en su rodilla.
El camino del argelino en Zaragoza no está siendo del todo fructífero. Comenzó ofreciendo profundidad y dinamismo al ataque zaragocista en su debut, pero su nivel y presencia tanto en ataque como en defensa decayó las dos jornadas siguientes. Akim Zedadka es un lateral que no se caracteriza precisamente por su capacidad defensiva. En esas labores es algo blando, y suele perder la marca con facilidad. Sin embargo, camufla en cierta medida esas carencias con potencia, desborde y movilidad en tres cuartos de campo. El pasado sábado en La Cerámica, Zedadka exhibió una versión completamente opuesta a la mostrada en encuentros anteriores, y se vistió de héroe para salvar al conjunto de Julio Velázquez sobre la línea de gol.
El Real Zaragoza sufrió –y no poco- en los primeros minutos del segundo tiempo ante el Villarreal ‘B’. El ‘minisubmarino’, mucho más propositivo y agresivo, puso contra las cuerdas a un Real Zaragoza que durante unos minutos se resistió con uñas y dientes. Corría el minuto cuando 48 cuando Alti superó a Mollejo en velocidad y, al llegar a línea de fondo, entregó el esférico a Carlo Adriano. El ‘8’ groguet controló, no dudó en cargar la diestra y disparó con vehemencia desde el punto de penalti. La afición zaragocista en La Cerámica se quedó paralizada durante dos segundos, concretamente hasta que apareció Zedadka. El ex del Lille repelió desde el suelo el disparo de Carlo Adriano y mantuvo con vida a un Real Zaragoza que no supo aprovechar la oportunidad brindada por el argelino, y que se marchó del feudo castellonense con una sensación más amarga que dulce.