Juan Carlos Carcedo mira el fútbol con ojos despiertos, se detiene en el análisis y en las claves del rival. Su discurso es siempre tranquilo y profundo, pero hay un punto de melancolía en sus comparecencias. Profesional desde que se levanta, hay quien estima que a sus mensajes les falta un punto de improvisación y otro de valentía. También a su Real Zaragoza, que rompió el empate entre victorias y derrotas por el lado más doloroso en Anduva. Inmóvil en muchas cosas, se esperan más modificaciones ante uno de los aspirantes.
Carcedo llegó a la previa con un mensaje escrito bajo el brazo: “Queremos cambiar la cara y la imagen que dimos en Anduva. Buscamos darle al aficionado tres puntos que son muy necesarios”. La grada pide modificaciones y una apuesta decidida por Iván Azón. El técnico rodeó la pregunta y eligió una respuesta neutra: “Después de una derrota intentamos analizar las cosas que tenemos que mejorar. Trataremos de darle al equipo más herramientas para sacar el mejor once posible, para competir y generar más ocasiones”.
Preocupado por la imagen ofrecida en Miranda con mucho público zaragocista, Carcedo encontró la receta más simple para el duelo en La Romareda: “Tenemos que salir desde el inicio a tope, muy motivados y alcanzar un buen juego”. Señaló también que las variantes y las posibilidades en la delantera enriquecen a un equipo con tres atacantes puros. Y descartó también a Alejandro Francés, cuyo regreso ante el Eibar sería peligroso y “precipitado”.
La falta de goles no preocupa a Carcedo, que ve el volumen de ocasiones generado a lo largo de este inicio como un signo favorable. Su grupo busca “automatismos” en el cierre de las jugadas y soluciones definitivas en los últimos metros. Cuestionado por sus cambios en el guión en función del rival, el técnico defendió su propuesta: “A los jugadores se les intenta dar herramientas sobre cómo juega el rival. Tenemos un esquema definido, pero es importante conocer al rival y sus virtudes para intentar contrarrestarlas. El equipo tiene automatismos, formas de presionar distintas a diferentes alturas, salidas de balón diferentes… El equipo tiene identidad y el lunes tenemos que mostrarla”.
Al otro lado del ring estará un Eibar lleno de verticalidad y de gol, con mil recursos en ataque. Carcedo ensayó entonces un cierre para su discurso: “Jugamos ante una buena plantilla, pero nosotros tenemos que demostrar que podemos hacer buenos partidos ante grandes equipos. Debemos enlazar victorias en casa y el lunes se presenta una gran oportunidad para mostrar nuestro ímpetu y nuestras ganas de conseguir los tres puntos”.
Carcedo cerró así la octava previa del curso. Volvió a ser analítico, cubrió sus emociones con misterio y dejó, de nuevo, un mensaje más templado que ilusionante.